domingo, 19 de abril de 2009

Exito de la ignorancia sentimental.



Conversaciones amistosas, amigo de compañías, guitarra en mano y palabras en las que se ocultaban realidades fantásticas.

Vi tu rostro de perfil, conocido, pero en realidad nunca lo vi, me mienten mis sueños vivos y despiertos.

Pensativo, melancólico, callado, único. Preguntas te tiraba, invisibles las sentías, quería saber todo.

Sentado en ese rincón de la entrada tu imagen de minutos se difundía en mi iris.

Música en eco recorría la galería. Trasladaba con sus sonidos tiempo del aire, y en los zaguanes de mi alma respiraban recuerdos de puñales vencidos.

Miles de presagios derrumbados entendieron que eras un suelo en vida.

Tu pelo oro brillante seguí como un febo en lo alto de su cielo, mientras volaba en nubes de aire empapado de suspiros, por una escalera hacia otro nivel de pensamiento.

Subí las escaleras con pasos de soldado, sinceros, ritmo físico.

No eras nadie, no era nadie, nadie era nadie solo éramos música en si.

Me perdí de nuevo en tu imagen. Y me ubique en ese lugar para observarte, las típicas miradas de “no se que” sentía justo en el momento hecho carne.

La luz paralelamente me mostraba tu brillo en ese salón tan gris y con sus reflejos descubrí el azul de tus mágicos y llorones ojos.

Otra vez tu perfil me contagiaba tu melancolía en el descubrirte.

Cada vez entiendo menos mi agonía.

Era morir y renacer con el reencuentro de miradas mutuas.

No espero nada de nadie, menos de tu ser.

Solo quiero algo que sea real.

Las melodías Vivian en el aire, la respirábamos. Sentí que mis ojos se durmieron, e imagine lo imaginable. Una de las mejores cosas que me sale hacer. Esperanzarme, por nada.

Se terminaron las palabras que escuchaba. Todo el mundo gritaba un adiós.

Viajo por baldosas pisadas hasta el maestro que me enseño a hacer lo que soy.

Y tome conciencia que tu boca instintivamente preguntaba por necesidad al alma de la melodía querida.

Escuche lunes, escuche negación, escuche miércoles, tu nombre que no leí en ese papel y que no puedo encontrar. Tu voz rara, ronca, era el sonido que en degradé moría.

Te ibas, desaparecías, caminata misteriosa, se burlaba de mi.

No te seguí, aunque se me ocurrió, de lo más profundo de mi inconciente.

Te fuiste y te llevaste mi suspiro, respiro, tristeza justa.

No podía explotar ahí, mis ojos tenían que dar a la luz lágrimas escondidas.

No pude.

Balbucee en agradecimientos todo lo que tenia para hablar, vi lo que tenia que escuchar.

Paso por paso, escalón por escalón, ardiente pensamiento me quemaba la suela de ese paso ardiente abatido.

Sonrisa melancólica llena de erudición, soberbia de mar rebelde, que nunca tuve, que hice esa vez. Por dolor, repetición instantánea.

Para buscarte para encontrarte. No había ni presencia ni ausencia, no había nada, siempre.

Salir de un recuerdo, entrar en otro, despedir vientos de compañías, con saludos otarios.

La vida sigue, no hay nada que hacer. Caminar ignorantemente. Resaca de esperanzas por matar. Levanto la mirada, comienza el retorno.

Donde podrías estar?

Análisis de tu persona. Escritos imaginarios, teorías, mentiras inventadas para no explotar, para poder seguir.

Y pensé mucho, pensé en pensar, como te podía encontrar?

Avanzar, lentamente, de cada paso florecía la lluvia de la melancolía. Me atropellaba me devoraba.

Y me detuve en una vidriera de ensueños reales.

Meditación, observación. Sondeo cósmico. Y entre en ese local donde se vendía magia en forma de música.

DOS PASOS, míseros pasos. Estaba ahí, asombroso y brujo sentimiento telepático, no te seguí, lo juro por vos.

Tus ojos me llegaron en ese reflejo.

Fueron dos horas en segundos que duraron instante insignificante. Y entré. Me arrepiento de no haber volteado para volver a verte.

Pero sentí que lo hiciste solo para reconocerme.

Ya adentro preguntaba entupidas y obvias respuestas. Te esperaba, sin respirar. Y casi muero…porque no llegaste.

Salgo con todas las respuestas irónicas de excusas de mi emoción paralítica.

No estabas.

Lógica mística.

Te perdiste en la calle de la ciudad, verticalmente en el mar de almas. Eras una gota más.

No te encontré nunca mas. Una lagrima buscando a otra.

En esta mente infinita, en los vientos de sus paisajes se me rieron los pensamientos.

Me volví a perder en la gris nostalgia, en la eternidad de mi cielo.

Nunca más.

Y mi lágrima se escapó. Se fue se evaporó. Fue frustración su nombre.

Loca por la calle, la locura me encontró. Me invitó un café andante y una sonrisa no consiguió.

Cielo oscuro, de noche que se termina me hunde en su amanecer clandestino de nubes tristes.

No hay más palabras que pueda decir. Y no dije nada.



por maddi.


AHORA


nos referimos a Cofasso, a este lugar,que a su manera, es donde la inspiración hace fluir caudales de fuego del arte escrito.