viernes, 5 de febrero de 2016

Perspectiva de hoy.

Desde el rítmico respirar, cómo hacer para parar un poco dentro de tanta palabra motorizada (¿...?). La modernidad inflige cegueras, como un alud invisible no advierte el velo, que de a poco se nubla desplomado encima de nuestros limitados ojos. Escuchar las mismas canciones, a veces, es perjudicial para la inmediata realidad. Es muy arduo centrarnos en el medio del camino (aunque sea representado por una hilera de baldosas que se interrumpen ente calles, desvíos y placas de cemento - lo atomizado de lo urbano), bien en el centro, mantener el ritmo, aunque debajo de cada paso pueda descansar un precipicio infinito. De todas maneras, el vacío está hecho de algo. Imposible se me haría, a demás de deshonesto, darte mi opinión con respecto a los vacíos. Pero por otro lado, como para seguir yéndome por las ramas - sentá a tus ojos, que te cuento- dice una letra que la ignorancia se paga con ignorancia. Buen negocio queda por hacer entonces.  O tal vez no. Nada implicaría (casualmente), implicar-se. Esto tampoco tiene sentido. ¿Quién tiene la culpa? 
Solo, lo único que te voy a rezar, es que sigo sin entenderme. Encima para eso tengo que explicarte, ¿cómo explicarte entonces?

He vuelto hace poco, y no estoy aquí. No me es fácil elegir qué recordar, como típico sueño entre humo o nubes, entre sonidos que se mueven, pero el movimiento es sordo. Las melodías no me llenan, las obsesiones no me dejan, entonces no existe ese truco de magia en el que si no pensás (tantotodotodotanto), las cosas pasan solas. Y resuena como un eco interno, un poco oxidado y un poco artificial, de esos que se inventan para consuelo propio: eco interno de imágenes, nombres.
Hoy leí que decían : "Sólo falla el que lo intenta". Yo tengo una colección, por lo visto. De fallar, de fallos, de fallarte, de fallarles, de llorar.
¿Cuándo aparecerá el nombre? La palabra, mejor dicho. El tiempo, que enferma, que lo cura, que curte, que silencia, que llena de tumbas, que siembra distancias tupidas- el tiempo que es, siempre es, y desaparece siendo, sin dejar de ser, sin dejar de ser una mandíbula intensa que se siente a través de los dolores, metafísicos, físicos, pasiones pausadas. 
Mientras el tiempo corre, quedamos pausados. Interna, externa, intramundo, planetariamente pausados.

AHORA


nos referimos a Cofasso, a este lugar,que a su manera, es donde la inspiración hace fluir caudales de fuego del arte escrito.