viernes, 15 de julio de 2016

Con las cosas que me pasan, lo único que corroboro es la forma en cómo me quedo en modo observante, ante lo que sucede. Hace ya tiempo que la reacción no me sirve, como tampoco me sirve la respuesta improvisada. Entonces tranquilamente sigo ocupando estos pies que me sostienen y proceso internamente lo que implique el momento. Así pasa pues que cada uno de mis cabellos , incrustados en la cabeza, podrían ser una especie de enjambre de pensamientos que hinquen diciéndome: "CALMA, CALMA". Respiro intentando hacerlos funcionales para lo que existen, y mientras bajo las escaleras -de aquella facultad de mierda-, intento mantener la calma. Obvio que no es gratis, siempre hay un costo para todo. Siempre. Nada es por acaso. Siempre todo tiene un precio.  Todo nos sale algo. Entonces, palabra tras palabra, intento recordar lo que una vez fue bueno, voy cerrando de a poco cosas abiertas, ya no se puede sostener la misma amplitud de tolerar... de soportar ciertas s..... Ya no puedo sostener ciertas caras, no puedo sostener ciertas palabras o costumbres... complicidades. Quedarán dentro mío las que estén por caducar pronto, para que desaparezcan. O bien, gracias a la ansiedad, lograré sacármelas de encima en una especie de purga, que aún no se cómo ejecutar.
Termino de bajar la escalera quedándome en blanco... Busco de nuevo que la música esté en play.
Alguien venía por el camino. La cantidad de abrigos que portaba indicaba el frío que hacía y yo ni idea de cierto aspecto de la realidad.
Me encuentro con esa persona. Quizás represente la única esperanza de poder hacer lo que me gusta, porque la verdad ya me cansé de las hipocresías dentro del núcleo "materno"? mecénico? Ni una, ni otra. Ni nada, ni eso.
En fin, cruzando esa avenida esta, pero ahora desde este lado. Me saluda, lo saludo. Obviamente nuestras inconscientes mentes no advirtieron el sentido que implicaba el encuentro, entonces fue mejor, porque a veces ser demasiado concienzudos sobre lo que vivimos nos contamina y nos quita lo auténtico de la esencia, o bien, el alma sincera en su estado puro. Diciéndole las malas nuevas, de inmediato redupliqué que no me importaban. Realmente, no me importan los obstáculos sistémicos, no me sirve, total me voy a morir igual.... ya no me importa lo que vaya en mi currículum vitae. Solo me importa lo que corra en mi vida y solo para mí. Y si me caigo, o si voy en submarino a una montaña, si buceo una colina o si escalo profundidades, ya no me importa si va todo en un papel para ser archivado y de esa forma, supuestamente, ser eterno. "Supuestamente" digo porque ya no puedo creer en nada. A demás para ser "eternos", es mejor que pasen otros mejores que yo.
No pensé todo eso ahí. Pero esa presencia me cambió la energía interna. De estar desesperadamente tratando de calmarme mientras bajaba la escalera, pasé a tener una nueva esperanza. Esa es la verdad.
El efecto del afuera en el interior es violento.

Y antes de tomar mi bici por sus astas, un poco aturdida pero ignorando dicho estado, vuelvo a la música. (Entiendo que....
....la vida, como si fuera la única verdad que se nos es otorgada, bien deformada por los ojos de cada uno que padecemos en este plano, se presenta ante nuestra realidad subjetiva totalmente arbitraria para cada uno)

La canción en los auriculares dice: Detrás de todas las cosas, las más fieras y las más hermosas, se busca la piedra preciosa. Se lustra para ser así. 

Luego de esa frase, así como daba vuelta a lo largo del Cune, pensaba en mi papá. Solamente él podía entender lo que me había pasado. Me detengo... miro... Me acuerdo fugazmente de la razón por la que escribo todas las noches y nuevamente me quedo en blanco. En fin, como si no creyera en la posibilidad de que cierta cosa pasara, decidí  simplemente llamar por teléfono y listo.
Todo, todo, consistió en: ACEPTAR. Retomar lo que sucedió y aceptar; el cambio, el cierre, el contraste. El cambio de las energías. Los ciclos. Cosas así...
Exhalé y declamé las palabras, como pude. Tenía que sacarlas. De algo ayudó. Entonces un buen rato después de hablar... al cortar, al seguir. Sobre la bici, disimulando con una excusa inventada, e insignificante, me quedé observando el Club. De nuevo, lo que fugazmente pasó por mi cabeza, volvió.
Observando. Buscando, porque en definitiva, siempre buscando. Siempre-estoy-buscando. (Me da miedo revelarlo por completo) Pero...se me metió rápidamente otra idea en la cabeza. Es una lucha interna, que nadie conoce ni conocerá jamas, la que enfrento con mi terquedad interior.
Me quedé varada. Buscando el elemento específico. Dos o tres personas pasaron. Uno me saludó.

Hice un par de metros... la canción seguía: Aún más luminosa, en todas las cosas las más reales y las engañosas, se encuentra la piedra preciosa, se lustra para ser así. 
Hasta que... eso era. La piedra preciosa
Mi pelo es fucsia.
Como si fuera A PROPÓSITO, una campera, también fucsia, fue lo que determinó la situación.
Allí estaba.
Vi... miré, esperé. Dudé. Mi cuerpo tensó, en una suerte de espasmo, todos los músculos. El pasado o lo anterior pesaba... pero  allí, olvidé, simplemente olvidé, su peso. Esa presión que atosiga el pecho.
Resulta que era... era la misma persona. La última vez, no recuerdo cual había sido la fecha, fue hace mucho.
Estaba ahí, detrás de las rejas. Saliendo- entrando- conversando. Era.... era. Su modo de caminar. El cabello. El color, fuerte, incipiente? Marcaba algo... ¿marcaba?

Y:
Aún más luminosa, en todas las cosas, las mas reales y las engañosas, se encuentra la piedra preciosa, se lustra para ser así.  

Inmediatamente comprendí. Inmediatamente acepté. Pensé que lo único que me quedaba era: aceptar. Esta misma noche, de madrugada, al hablarle, pedí cosas. Esta misma noche (la que inicia, la primera hora) mis letras tradujeron los delirios que tengo cuando me duermo antes de finalmente rendirme. Más tarde, en hoy, a las diecisiete cuarenta y cinco de la tarde, esos delirios y deseos, un poco, podían calmar su sed.
La pregunta se respondió. El Destino, hijo de re mil puta, aflojó un poco.
De madrugada terminé pidiendo con "por favor" presencias. 15 de julio el Destino, hijo de mil puta, aflojó.
A veces pienso que hay cosas que son fáciles de vivir,  o conseguIR, si somos cautelosos, si vamos con calma... si esperamos sin muchas expectativas, si estamos dispuestos a Aceptar tal cual lo que suceda, más allá de defender interiormente un deseo de oro, un anhelo de diamante, cualquier tesoro que el corazón guarde. A todo esto también  vale determinar que la Austeridad debe ser respetada y ejercitada.
Y, notablemente, ciertas cosas sí funcionan. Notablemente es cuestión de no dejarse INVADIR, ni contaminar por el exceso... luchar en calma. Las cosas pasan, solas se acomodan, ellas respetan un sentido que está vedado para nosotros. La forma de llegar a ese sentido es aceptar que está prohibido, aceptar que está oculto. Aceptar que tiene sus reglas, y aunque a nosotros nos rijan los minutos, los segundos que a raja tabla cuestan oro o cuestan miserias, nada importa si lo exterior siempre va a ser la imposición arbitraria ya dada a priori a cada uno. No debo preocuparme de más. Sólo debo hacer lo mío: lo que la sinceridad me permita, lo que inteligentemente logre aprovechar del tiempo efímero, lo que debo cumplir con la simpleza específica que se requiera. Lo que el interior me deje.

En fin... salió y entró. Reconocí el movimiento. Salió. Y se fue caminando hacia la izquierda, hacia las canchas de tenis. Alguien interceptó el camino. No sé. Entonces esperé que sus pasos se adelanten para poder pasar. Enfrentar la espalda era una mala estrategia, entonces zigzagueando no me quedó otra que pensar en hacer lo mejor. Cuando no hay tiempo y hay que adivinar momentos, se complica la cosa. Como si fuera a propósito se metió en otro lugar.  Y como dentro mío iba pensando en que ese momento debía ser aprovechado como sea, resolví en dar toda la vuelta, esa fue la acción que revistiese mi jugada.
Fue una buena jugada. La vi venir, entonces, de frente -intacto caminar-.  Apareció
Fue cumplido. Se cumplió. Fue un alivio. Nuevamente se puede confiar en que la vida es vida.
No sé qué hacía. Llevaba un bolso... ¿se iba?  17:51. No sé...
Levantó la vista, pero los árboles ocultaron mi pasar y la ignorancia, al menos, fue natural.
"Ya está" dije. Apelando un poco al temita de la austeridad. Educando a los deseos. Disciplinando el capricho ansioso.
Esa fue la otra jugada, de la otra parte. La última respuesta. El  modo en que la vida te deja abiertas las cosas, con el misterio ese, tremendo gusto en la boca de gritar: ¿Y???????. Nada... simplemente nada. Andá a saber si la respuesta fue del Destino. No sé cuál tiene más power, en cuanto al manejo de los hilos que cuelgan de las nubes y que manejan nuestras articulaciones y movimientos. Y bueno, nosotros que somos los muñequitos que lloramos, corremos, sufrimos por amor, sufrimos por odio, tristes, felices, etc.... no sé a qué publico podemos divertir así. Nos tornamos aburridos. 
Pero en fin. La respuesta fue respuesta. Abierta obvio. Por lo tanto volví a retrucar. Saliendo, entonces. Semáforo, cruce, semáforo, rotonda, avenida, desvío, semáforo, cruce, vereda, vista... Miré  miré... Ya la jugada no tuvo sentido. Ya eran las 18 y había mil posibilidades.
Retorné... retorné haciéndome mil y un millón de peticiones de calmarme. Calmarme nuevamente para que no reventarme contra el asfalto por lo menos.
Esta escritura apretaba la piel desde adentro queriendo salir por donde sea, aunque rompa la piel... aunque sea en sangre misma hecha con tinta. Aunque sea lo más trágico... Mentira, no lo seria. (Por suerte ¡no!)
El mundo es tan bruto. Mejor era calmarme.
Volver a aceptar al mundo como es... y con austeridad de pensamiento, entender que no comparte el mismo tiempo o ritmo que el mío. En algún momento sintorizarán las almas, en este momento la voz gruesa y sabia del Destino dice "Aún, no".
Todo secreto de sobrevivir es aceptar.
Ya pasará otro acento, ya pasará otro suceso.
El secreto es aceptar la imposición.
Esto no es apropiarme de lo que se impone.
El aceptar es comprender el poder que no tengo.
Pero, finalmente, comprender... es poseerlo.
Ya veras...





AHORA


nos referimos a Cofasso, a este lugar,que a su manera, es donde la inspiración hace fluir caudales de fuego del arte escrito.