domingo, 19 de febrero de 2012

Comptine d'un autre été: L'après midi


Si tengo que hablar de lo que me pone triste, tengo que decir que es una canción muy triste en su piano.

Si tengo que pensar ahora en la pianista de las colinas italianas, tengo que pensar en su nombre.

Si ahora tengo que rememorar todo lo vivido, irremediablemente, las lágrimas esperan por salir de mis ojos.

Es que… esa fuerza, que me han dado los destinos que he cruzado, y las redes de la historia en las que me sumergí, y desaparecí… y aparecí en esos siglos pasados, siendo como eran sus antecesores, viendo todo lo que quedó de guerras, invasiones, viajes, conquistas, colonizaciones, y de su vida… también esta vida.

Si tengo que repetir algo… quisiera poder escuchar de nuevo esa melodía que hipnotizó mi mente. Esa melodía triste, angustiada, solitaria, que va ralentando en el recuerdo, sobre el piano, en sus manos… las notas guiadas, por los movimientos. Sólo apoyando su mano, y al tocar, salía su melodía, su alma transportada.

Es que los templos y los indicios del mar, de esa tormenta que nos paró el corazón. En las risas que ahora no podemos dar, y por el valor que tienen aquellas que compartimos todos y todas juntas.

Es la sangre lo que nos une, y también el espíritu, la esencia de pertenecer a quién sabe qué. Pero algo hay… a demás de pertenecer a ese Algo… nos pertenecemos.

Y es así que me pongo a pensar.

Y es así que extraño mi lugar allí.

Lo encontré medio lejos, pero lo siento así.

Y al cruzar un mar, al volar más de un avión, al flotar en los sueños los miedos. Al pensar. Al aprender a leer entre las líneas de los edificios, el gesto de los ojos y las cejas en sus caras, al aprender a leer las palabras que dicen cuando miran, al aprender a interpretar como funcionan sus vias , sus ciudades, sus iglesias, sus museos, sus parques…. Y las ruinas, que tan bien se ven en esa escalera desarmada de bloques antiguos, todos desparramados en la Eterna Ciudad.

Y toda desarmada quedo, cuando me veo sentada de nuevo en el tren, viendo al tiempo irse, al lugar que se escapa, al horizonte y el paisaje que cambian, que desaparecen de a poco. Para que luego después en las nubes y en el cielo, me transporte a la tierra de donde vengo.

Pero como cuesta expresar, estos tsunamis, remolinos, tormentas, tornados, terremotos, explosiones y batallas, de sentimientos.

Como cuesta expresar, sin apresarme dentro de mi prisa, qué es lo que se me aparece cuando me nacen las ganas de volver hacia donde quizás nací algún día atrás.

Como me cuesta dominar para que no me duela, esta angustia, que no me gusta, que me disgusta en lo más profundo de mis deseos. Que aunque no es fuego quema, y aunque no es frío, me hela, me congela el alma, y con eso no puedo mas que añorar.

Añorar los abrazos tan cálidos y hermanos, Añorar a mis pequeñitas hermanas del otro rico continente, que se mantienen fuertes ante las fuertes paredes la fortaleza que las tienen aprisionadas.

Ya saldrán esos ángeles a volar. Pero lo cierto de todo es que, su soledad y misterio me desesperan, no se lo merecen.

Creo que me angustia no poder estar para cuando se den cuenta de este mundo.

Es muy duro, yo sí pude darme cuenta.

Y así más me angustia Queridos Angelitos, no poder abrazar sus llantos y tristezas, para que perezcan rápido y así pisoteadas por el cariño, nunca puedan hacerle daño.

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En este preciso momento duermen, descansando sus almas. En este preciso momento, me encuentro escribiendo, escuchando esa melodía que sus manos, que en el piano hizo nacer.

Me remontan a sus voces, me remonta a mi emoción, me remonta a este sentimiento que no puedo dejar de sentir aún.

Me remonta a la felicidad que me hicieron vivir.

Me remonta hacia ustedes.

Me remonta hacia donde realmente quise ir, y ustedes me llevaron.

Como si cada nota tuviera su nombre

Como si cada nota te perteneciera.

Prendo hoy esa vela de honor, porque estuve allí, porque estuve, gracias a que ustedes estuvieron.

Porque mis gracias nunca serán suficientes,

Y mis lágrimas, que fueron al mismo tiempo de felicidad y tristeza, solo sean de felicidad.

AHORA


nos referimos a Cofasso, a este lugar,que a su manera, es donde la inspiración hace fluir caudales de fuego del arte escrito.