miércoles, 3 de agosto de 2016

Aceptar

Hasta que se logra fríamente domar el temperamento interior, pueden pasar miles de días insignificantes.
No sé qué me pasó.  Dejé de creer en muchas cosas. Pocas son las palabras que escucho de las que puedo distinguir cierto peso interno que les de forma en el hecho. Las voces que declaman promesas
Quejas
Comentarios
Ideas
Pensamientos
Sincericidios... son simplemente voces. En los actos nada queda de las personas que dicen ser.

Ejercito, día a día, no aferrarme a nada.

Entender que no puedo luchar o insistir deliberadamente con mi ansiedad por aquello que quiero y lo que no quiero. Aceptar no es resignarse. Reconozco lo que creo de lo que veo. Evito hacerme una ficción de aquello que no me gusta. Huyo de las interpretaciones aberrantes. Las interpretaciones nunca cesan de construirse. A veces mi terquedad de volver, volver a mirar, volver a preguntar en pos de ganarle algo de ventaja al Destino, solo resta pasos hacia la meta.
No nací con el don del vaticinio perfecto
No tengo en mi la verdad absoluta
Manejo lo que puedo de mi contingencia
Veo lo que me deja el pensamiento

Entonces me golpeo bien fuerte la cara
Contra el espejo
Contra la ventana
Contra el paisaje
Contra el cielo
Contra mi bufanda azul
Contra mi reloj sin horas
Contra los ojos de Tibi
Contra el lugar de donde nace el sol
Contra la frente de las muertes cercanas
Contra los rombos péndulo
Contra las personas falsos fantasmas

A veces. Solo a veces tengo caprichosas certezas. Obsesivas, enfermas, nocivas me muestran lo insano del discurso ficticio.
Hipnos atormenta mi cabeza por la noche y por el día. Los ojos se cierran y comienza otra realidad. Mensajes. Metaforas.
Manejo, ando, desespero, llego, apago. Pero no sé como comenzar. Encender y hacer el movimiento maestro que me posibilite lo ilimitado del territorio.

Saliendome de todos esos lugares que no me pertenecen. Fantasmas antiguos me visitan pero la ignorancia me es natural. No hay chances.
Y las etapas quemadas acabaron con mucho. Fue mi culpa. Lo sé.  Ya no volverá a pasar.  No busco entenderme porque eso es encerrarme. Siempre y cuando pueda no rasgar peor el motor sagrado de cualquier mente soñadora, estaré en paz.

Pero, es dificil, muy difícil ser constante en la energía ofrecida al numen superior. Insostenible, también mantener el temple del espíritu inestable, para abrir los candados que mas tiempo llevan abrir.

Algo me dice que la batalla no esta perdida.
No son de ayer los rostros
Aun hay un misterio por engendrar.
Un brillo nuevo de ojos,  la llama merecida, esta por nacer.


{Aceptar es superar lo que eras, algo superfluo. Aceptar es ver minuciosamente el presente tal cual: estás en el con él con vos con la óntica óptica imperceptible. Aceptar es no dejar que te mienta(s), sino autoobligarte a negociar y pulir tu verdad}

AHORA


nos referimos a Cofasso, a este lugar,que a su manera, es donde la inspiración hace fluir caudales de fuego del arte escrito.