domingo, 11 de diciembre de 2016

Apropiación órfica.

¿Y si fuera Orfeo el que de tanto cantar y buscarla, muere? Entre tanto ruido, tantas voces, tantos dioses sordos, gentes que se creen dioses, poderosos que no escuchan en el barullo. Y Eurídice, fue mil veces salvada, confundida, fue mil veces perdida por la verdadera mirada, mirada ansiosa del egoísta Orfeo… ¿Será realmente Mi Eurídice? ¿Será realmente Eurídice? En esta historia hay mucho canto,  canto de las serpientes. Susurro de las serpientes… “He regresado de nuevo, el tiempo atrás, del estado anterior, puede entonces, ser el mundo de la Muerte”. Porque aún los amantes no viven juntos y eternos en la primigenia brillantez de los tiempos beatos del inicio del amor. Si Orfeo calla, muere, deja de cantar, deja de intentar rescatarla… porque ya aprendió que no debe volver (a ver) hacia atrás. Ella siempre estuvo allí (¿en el pasado?)

Todo lo que ocurrió pesa.

Todo lo que sucedió, siempre hoy, es malo.
La mordedura traicionera de mil víboras en los pies de su alma. Le dolió.
Siempre la traición disfrazada de una noble serpiente. ¿Cuál fue esa traición?
Ella siempre estuvo allí.
[Tan bien aplicada la ambigüedad]
Orfeo debe confiar. Pero, ¿Ya está muerto? Quizás siga vivo, pero aun así "vivo"… siempre se puede morir un poco más. ¡Eurídice, tu silencio! Es el eterno opositor al canto. 
Sos tan pasiva, mujer, este canto ya no encanta. Pero tu silencio puede ayudar. 

El misterio, el micromundo. Mundo que dibujaste con tu puño, y muchos colores de un poeta. Mundo ya muerto. ¿Qué vas a hacer para salvar a tu amado, de tu propia muerte? Murió por salvarte, tú ya muerta, la vida se cansó de darles tantas oportunidades. Eurídice, la musa del canto eterno, brilla tu silencio en el más oscuro de los elementos. El canto que cuelga del cuello del amante. Una cadena ardiente.
¿Traerás paz con tu silencio? ¿Se ha acabado todo? ¿Calmaras el lamento con un beso? De esos que curan y despiertan de los sueños horriblemente perfectos… sueños que son hijos de la muerte viva en la carne de los olvidados. Eurídice, ¿cuándo vas a dar las palabras más profundas? Esas que escondes por odio, enterradas bajo piedras de mudez. El cantor también se inspira de tu no silencio. Eurídice, por favor, tu palabra es el aliento de un futuro (aunque sea nula, sea pobre), una mínima palabra es la bebida de mi voz. Eurídice tú también debes sacarme y sacarnos del laberinto del tiempo. Estoy perdido en el silencio, haz respirar la voz.


viernes, 2 de diciembre de 2016

lunes, 28 de noviembre de 2016

Otra víctima más de περιφρόνηση

No le sonríen más las piedras. Tremendas letras, tremendas palabras. Resuenan. Empañan el momento de dolores viejos. "Está bien", sigue asumiendo la vergüenza que perdió hace mucho.
El color de los ojos, se le aclara con el sol. Filosofa mucho, de eso se quiere recibir. Un mechón de su cabello sobre su frente, es lo más perfecto que puede haber en la contemplación fortuita de la conversación. Sin embargo está sufriendo por un borracho -Dioniso siempre ataca a los enamorados cobardes y a los nenes de mamá-. Por mi parte, hace mucho que no me quedaba en casa a solas con alguien. Y así descubrió mi verdad. Suerte que fue después de varias tormentas, y lentamente, disimuladamente* logra que yo me reconcilie con los días. Tiene un nombre sideral. Mi alma no cae en cualquier ilusión, pero sí que sueña perfecto. Le digo que ejercite la escritura. No sabe de esto que escribo. Le digo que se descargue todo lo que pueda. No sabe que mientras pienso, escribo. No sabe de este misterio. No lo va a saber, tampoco.
Jamás mi aire vacío de alrededor se adelantó a sentir una nueva química... y eso tan difícil de volver a compartir una "complicidad" con alguien. Y fue en esa soledad extraña pero cotidiana... Además, ahora me quedó la capacidad de identificar cuándo los hados quieren que pase algo y cuándo no. Después de varios años si no se aprende a las piñas verbales en plazas o en miles de silencios filosos, no se aprende más... Bueno, en su caso, todavía le falta. Pero no. Tiene un aura singular. Sabe de mí, y a cambio me dio su historia. La comparte todos los días. Este tren, no sé a dónde, nos llevará. No sé a donde. Intuyo hasta donde, pero necesita tiempo. Después de todo esa abstracción, ese invento perfecto, es la esencia de la vida.
Me busca; sabe que tengo la respuesta correcta aunque no le guste escucharla/leerla, y eso es lo que más me gusta: Se enfrenta al remolino y no me suelta la mano.
Son voces varias que escucho mientras me dejo llevar en el pasar de los días. Y cuenta mis lágrimas y las guarda, y las cura. Y yo cuento las suyas, las guardo, las curo, las transformo en cristal para que coleccione tesoros. Es una luz, es un ouranós perfecto. Perfecto porque por suerte advierto sus defectos, y ya los adopté, y ya los quiero. Me da tanta paz. Hace mucho no la recibía de alguien. Creo que con otra forma, me la ha devuelto, pero tiene otro don luminoso en su interior, otro toque, una electricidad más sincera. A demás, lo que le sobra no son silencios, lo que le sobra es su risa, su carcajada natural. Espero que sea feliz así. Me gusta que ría. Entiende de la simpleza. La sensibilidad de la presencia que invoca el silencio la deja sólo para cuando me respeta al escuchar el rito perfecto.
Pero, nada es fácil. Ya habrá sospechado. Sin embargo, no me importa, no me asusta. Para nada. Tampoco voy con remos, nadando sobre una estrategia minuciosa, no. Me sorprende con cada paso insignificante, da uno que deja huella. Es que, en realidad, es gigante. No tengo un plan especial, se arma sola la trama. Y ya dije que aprendí a leer qué se le canta a los hados hacer conmigo. Me resigno bien, si es en su Compañía, metamorfósica, metamorfísica, metamor, metafísica...





Va a poder sobrellevar bien la ausencia que le toca padecer. Aunque no se de cuenta. Yo voy a despertar su mirada. No importa que un pseudolusApollus le haya preparado un hechizo de desayuno -con falacias (ad hominem)-, no importa. No importa. Padece, y esta bien que padezca, así se construye en sabiduría. Descubrirá.
Ésa es su metafísica.

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* Disimular: "¿Se puede ir más lejos? La ambigüedad expresa al ser en tanto que disimulado, dice que el ser es en tanto que disimulado. Para que el ser realce su obra debe estar disimulado: trabaja disimulándose, está siempre reservado y preservado por la disimulación, pero también sustraído a ella; la disimulación tiende entonces a convertirse en la pureza de la negación. Pero al mismo tiempo, cuando todo está disimulado, la ambigüedad dice (y este decir es la ambigüedad misma): todo ser es gracias a la disimulación, el ser es esencialmente ser en el seno de la disimulación."

lunes, 7 de noviembre de 2016

Ojos sables

Aún quedan puertas abiertas. Se abandonaron las llaves (ssí, ellas entre sí). Una la dejó a la otra.  Las cerraduras vomitan por todo el piso. Paredes...de un azul sideral. Seres en negro.
Era justamente, ese, el recuerdo (Llamaba a un marinero, La alada, captando al parapleontas).


Escuchando el motor; cerré los ojos e imaginé una gran tormenta sobre su casaLa vibración del motor fue un mantra continuo para entrar en el trance del sueño rápido -de siestas de colectivo- qué manera la ansiedad de matarme al llegar a su casa. Qué adrenalina.Habré delirado... porque estaba muy fuera de mí. Ciertamente vi en ese lapsus una gran tormenta gris y azul. Las nubes se enroscaban, los rayos ladraban. Sobre la tormenta las imágenes de los suyos, hermanos y padres, se levantaban como dioses. Enormes, soberanos, con la mirada templada meditando. Cada uno de un color. Pero era de ella el blanco. La tormenta era el límite de la realidad. Cada dios suspendido dejaba caer su cordón umbilical característico a la casa. Un hilo de oro la ataba allí. Finamente extendido por el cielo. Parecía de fuego. Los dragones se disponen a luchar en las tormentas, nunca gana ni el azul ni el rojo. Nunca le gana uno al otro. La pérdida mutua los empata. Yo vi a esos dioses tan esbeltos, conectados a ese extremo del mundo, esa casa tan extraña. Desperté.


No hay luz aquí. Es oscuro el discurso. Sumergido en fosas marinas, lejos de un cielo ideal.
No aflije
No ejecuta
No párpadoseduce
No embrujaencartela

Los ojos sables que no veo. Clavan la mirada petrificadora.

Pero... no comprendo el ensimismamiento. Extraños únicos olores. Extraño ahogarme en algunas felicidades, miserabilidades, anzuelos.
[Se pregunta mil veces el mismo asunto, y lo peor es que no sabe hacia donde quiere ir de preguntar.
No hay mandíbulas que a veces soporten el peso del silencio.
Qué pasara por esa cabeza]

Hasta que reacciono:
Es cómo un movimiento involuntario como cuando se sueña que te caes por el vacío, con electricidad te tira el músculo ocular desde la lumbar... en eso te tira hacia la tierra. Problema tuyo donde caiga la oscuridad del cometa. Los astros te andan negando.

viernes, 14 de octubre de 2016

O

Y en eso que veo blanco todo el suelo, fosforeciendo en un gris rotundo. No puede ser que seas vos de nuevo. Era...
La Luna iluminaba todo el patio, tremenda y solar, ahora invade mi ventana marchita. Los hongos están de fiesta, la humedad levanta la pintura, todo parece un perfecto proceso natural. Y sí. Los felinos hacen trizas la comida, parece que nunca comen. Son los perfectos periodistas para estas crónicas reveladas de lo íntimo. La Luna invasiva, como siempre invasiva, dueña de todo. Colonizante de luz, hechiza, marca pasos, remarca sombras. Teje, interrumpe, persiste, habla de neoplatónicos, neoliberales, neonóbeles, neones. El celular descarga asquerosidades, es drogadicto, yo callo. Corroboro que callar es el secreto. No hablo. No se me escucha.
Luna colonizadora. 
Atrás de la realidad, en el fondo de la habitación, atrás del Parecer, del Ser, del heraclítico Fuego interno, invisible, aliento ninguneado... ahí atrás, mejor dicho, acá atrás, se empuña en las hojas ramificaciones de mina lapizcosa.
Trazo a trazo, culebra de cursiva, víboras son las palabras, van castigando, te. Van fustigando, te.
Van determinando, te.
Y así fue que: "... escribiendo..."
¿Cayó por inocencia o habrá caído por la fuerza de la parálisis temporal? Basta basta, no se puede teorizar todo en la vida. Tonta ilusión. Tonta enfermedad: Insomnio de hotel siete estrellas.
Sondea la Luna, mi ventana, aparece su voz escrita...
Habla...
Espía la Luna,(No está llena) pero parece que sabe. Sabe. Lo confieso, siempre pienso que algo ha de suceder bajo la totalidad de sus rayos, pero aún no están todos fulminantes.... faltan. Los días los completarán. Mientras tanto, roba mi respiro.


miércoles, 28 de septiembre de 2016

AETERNUM

La luz más negra, más oscura, más plagada de bocas de lobo. Es de mí el pétalo mejor arrancado porque bien supo florecer por segundos,  pero con una intensidad de fuego. De meteorito puntual.
Volvió para arrebatarme los ojos. No hay espejo que soporte. Todos se rompen. Yo no quiero destripar cuellos ahora. Yo no busco salvar a nadie. Salvar es realmente una mentira. Nadie se salva. Y ¿para qué?
Dentro mío las tripas, los huesos, las venas tienen un tambor de fuego que incrementa la pulsación en increscendo militar.
Puedo fijarme y besar mil pestañas,  engañarme con hermosos poemas y lindas palabras... maquilladas por no decir payasas... pero no hay caso.
Nunca será el mismo sabor.
La espera de la palabra EXACTA . Esa que carga una semiosis interior de manos ásperas... violenta manipulación infantil

violento amor asqueroso y de barro asqueroso de barrio

Y el peligro de una madrugada con ojos en lágrimas horribles. Parada con frío ocultándome de los tragaboludas como yo.
Mucha madrugada. Mucho frío.  Mucha cobardía... chorreaba tu cobardía gota aceitosa por gota aceitosa desptues del beso... por mi garganta , ahi en el surco de todas tus marcas preferidas. Y mientras tanto, yo sola, esperando un 7 o un 11 para nunca más volver, las sentía tal cual... como si hubieras despegado tu cuerpo en ese instante de los pliegues de mi piel. Tu mesura... tu mesura de mierda. Tu mesura imposible. Y nunca mas volví.
Ni voy a volver.
Pero estoy revolviendo. Hay mucha mezcla de alcohol, y está cerca el fuego.
No me acerco. Odio, aborrezco, reniego, escupo. Lo peor. Todo lo peor, si. Lo peor.
No importa.
Solo.... si hubiera algo que hacer habría,  solo.... una exquisita cosa.... y no es esto ficción. Para que entiendas
Para que entiendas de una vez
Solo hay una cosa. Tienen mis palabras un desmadre de bronca y áurea resignación...
Pero solo una pulcrísima cosa.. tan hedionda como el puto perdón y la aceptación de tu mentira.
El orgullo de tu provecho. Ese que tanto me dolio en las manos.. noche por noche. Quitándote el dolor de la espalda. Noche por noche aniquilando mi alma para curarte. Dándote el aire para anestesiar tus tambores enfermos de recurrentes obsesiones. Haciéndote inmortal.
Yo no sé que será.  Unos y vos le llamaron de una forma. El sustantivo abstracto fue lindo... aunque es mentira que sustantivos abstractos son 'amor', 'amistad' y el blablabla que nos hicieron rezar. No hay nada mas concreto que esos sustantivos de mierda. Sobre todo el primero. Del segundo no creo nada, en este caso. Por eso nunca estuve al pie de tu cañón lloroso débil y moribundo.
Qué loco. Que sigas decepcionandome.
Intacto... como un trofeo de oro de plástico de esos de fútbol o carreras de motos... Así.. está tu cobardía.  Alto bien alto en tu mejor montaña de estanterías.  Eso no te voy a perdonar. Menos... el egoísmo universal de tu toque, de tu sonrisa.
Estaca, en fuego ardiente rojo vivo luz quemante de pupila, estaca... clavada dentro mío dejó el eterno agujero negro y palpitante como un volcán... de todo eso que jamás tendrá nombre. Solo el odio. Solo los labios mordidos una y otra vez. Y mi obligacion personal a declararme cobarde también.  Solo eso me hace avanzar un paso más. Así te dejo atrás. Bien atrás. Cada vez más lejos. Es la distancia en la que siempre vas a estar. Nunca las nubes te van a dejar ver otra cosa. Nunca vas a saber aprender del tiempo sabio que todos te regalaron... nunca vas a aprender a vivir...

Al menos no así... tan cobarde. Egoista. Y tan amurallada en tus propias mafias que amas que la gente te cure. Con curitas truchas. Baratas, de dos pesos. Amas que te curen. Curate vos de vos misma. Sin nadie. Sin nada. Solo ahí nos vamos a deconocer para bien.

domingo, 28 de agosto de 2016

Contraseña: Uróboros.

 
No hay paso en vano.
Horas después de despertar pienso en que al menos no corté el hilo de la construcción del cuerpo del futuro.
De la cadena de hechos que me harán llegar a...
Yo se que hablar de algo que no se conoce, es poco serio.
Es cierta mi incertidumbre. Pero cierto es también que no cualquier cosa puede arbitrariamente detener mi atención.
Después de haber pensado varias conclusiones puedo afirmar que sí hay algo especial. Singular.
Por intuición, por riesgo, seguir. Agregar el otro paso.
(...) Me arrebata a veces una especie de lamento decepcionante. Cuesta mucho sostener una convicción. Pero con todo soy capaz de hacerlo. (...)
 
No es cuestión de ir y estrellarse contra el destino del viaje.
Analizo la voz, el tono sedoso. El aliento de color brilloso, el accionar de las palabras. Ejecutando al cuerpo de la observación, hostigando maltratando con amor cada parte en suspenso del aire. El remolino de arena invisible. Yo que me vuelvo invisible. Los cabellos al unísono. El gozar lo inesperado, es decir, levantar la vista e identificar el movimiento en cuerpo, el gesto arduamente auténtico.... de un mismo ser que una vez...
El mismo rasgo. Origen, desde el lugar en donde se concentra su existencia más rutinaria.
Y salgo de los vestuarios y un poco me siento como ajena a todo el predio. Pero no, nada de ser extraño a cada pedazo de recuerdo, que en la infancia o en parte de ella,  o en parte de los antepasados... nada que sea extraño o ajeno. Bien parados los pies sobre el lugar al que siempre pertenecí. Cada gota sudada, cada inconciencia disfrutada. Y me volví por un buen momento, una estatua invisible. De piedra por rígida, invisible por no ser yo la observada.
El viento fue un detalle espectacular del paisaje. De mi visión. Habrá sido un regalo de esos dioses arbóreos, quizás si les hablara más podrían ayudarme mejor.
 
Por otro lado... de estos humanos no hay ninguna noticia que contribuya al obsoleto análisis estratégico de combate. Estos humanos no pueden identificar la desesperación del otro. Han sido educados para respetar y ofrendar al ombligo de sí.
No entiendo nada. ¿Por qué todo tiene que tener un nombre?
 
 
Entonces... ¿aún seguirá aislada?
Hasta que un viento re-solple.
Recordar, anotarse en la palma de la mano: atender, observar, callar.
Atender
Observar
Callar
V
 
 
 
Brindis de cuerdas desafinadas por el día 25/VIII. Brindis de voz desgastada, manchada, decolorada. No es sufrimiento, dice, desde dentro. Marco el interno, llamo, atiende el actor de circo, pero corrobora pronto que está hacia otras calles y traspasando otros alambres. No tienen púas, pero sí distancias. Insistencia en la demencia - otro sinónimo para algunos locos de la periferia de la sociedad. Se me aparece el Uróboros. Podría retenerlo por la espalda. Metáfora de mi misma... El dragón rojo, que se come la cola de sí mismo. El viento... detalle perfecto.
El viento, aquel único que puede jugar con tu pelo.
 
 
 

miércoles, 3 de agosto de 2016

Aceptar

Hasta que se logra fríamente domar el temperamento interior, pueden pasar miles de días insignificantes.
No sé qué me pasó.  Dejé de creer en muchas cosas. Pocas son las palabras que escucho de las que puedo distinguir cierto peso interno que les de forma en el hecho. Las voces que declaman promesas
Quejas
Comentarios
Ideas
Pensamientos
Sincericidios... son simplemente voces. En los actos nada queda de las personas que dicen ser.

Ejercito, día a día, no aferrarme a nada.

Entender que no puedo luchar o insistir deliberadamente con mi ansiedad por aquello que quiero y lo que no quiero. Aceptar no es resignarse. Reconozco lo que creo de lo que veo. Evito hacerme una ficción de aquello que no me gusta. Huyo de las interpretaciones aberrantes. Las interpretaciones nunca cesan de construirse. A veces mi terquedad de volver, volver a mirar, volver a preguntar en pos de ganarle algo de ventaja al Destino, solo resta pasos hacia la meta.
No nací con el don del vaticinio perfecto
No tengo en mi la verdad absoluta
Manejo lo que puedo de mi contingencia
Veo lo que me deja el pensamiento

Entonces me golpeo bien fuerte la cara
Contra el espejo
Contra la ventana
Contra el paisaje
Contra el cielo
Contra mi bufanda azul
Contra mi reloj sin horas
Contra los ojos de Tibi
Contra el lugar de donde nace el sol
Contra la frente de las muertes cercanas
Contra los rombos péndulo
Contra las personas falsos fantasmas

A veces. Solo a veces tengo caprichosas certezas. Obsesivas, enfermas, nocivas me muestran lo insano del discurso ficticio.
Hipnos atormenta mi cabeza por la noche y por el día. Los ojos se cierran y comienza otra realidad. Mensajes. Metaforas.
Manejo, ando, desespero, llego, apago. Pero no sé como comenzar. Encender y hacer el movimiento maestro que me posibilite lo ilimitado del territorio.

Saliendome de todos esos lugares que no me pertenecen. Fantasmas antiguos me visitan pero la ignorancia me es natural. No hay chances.
Y las etapas quemadas acabaron con mucho. Fue mi culpa. Lo sé.  Ya no volverá a pasar.  No busco entenderme porque eso es encerrarme. Siempre y cuando pueda no rasgar peor el motor sagrado de cualquier mente soñadora, estaré en paz.

Pero, es dificil, muy difícil ser constante en la energía ofrecida al numen superior. Insostenible, también mantener el temple del espíritu inestable, para abrir los candados que mas tiempo llevan abrir.

Algo me dice que la batalla no esta perdida.
No son de ayer los rostros
Aun hay un misterio por engendrar.
Un brillo nuevo de ojos,  la llama merecida, esta por nacer.


{Aceptar es superar lo que eras, algo superfluo. Aceptar es ver minuciosamente el presente tal cual: estás en el con él con vos con la óntica óptica imperceptible. Aceptar es no dejar que te mienta(s), sino autoobligarte a negociar y pulir tu verdad}

viernes, 15 de julio de 2016

Con las cosas que me pasan, lo único que corroboro es la forma en cómo me quedo en modo observante, ante lo que sucede. Hace ya tiempo que la reacción no me sirve, como tampoco me sirve la respuesta improvisada. Entonces tranquilamente sigo ocupando estos pies que me sostienen y proceso internamente lo que implique el momento. Así pasa pues que cada uno de mis cabellos , incrustados en la cabeza, podrían ser una especie de enjambre de pensamientos que hinquen diciéndome: "CALMA, CALMA". Respiro intentando hacerlos funcionales para lo que existen, y mientras bajo las escaleras -de aquella facultad de mierda-, intento mantener la calma. Obvio que no es gratis, siempre hay un costo para todo. Siempre. Nada es por acaso. Siempre todo tiene un precio.  Todo nos sale algo. Entonces, palabra tras palabra, intento recordar lo que una vez fue bueno, voy cerrando de a poco cosas abiertas, ya no se puede sostener la misma amplitud de tolerar... de soportar ciertas s..... Ya no puedo sostener ciertas caras, no puedo sostener ciertas palabras o costumbres... complicidades. Quedarán dentro mío las que estén por caducar pronto, para que desaparezcan. O bien, gracias a la ansiedad, lograré sacármelas de encima en una especie de purga, que aún no se cómo ejecutar.
Termino de bajar la escalera quedándome en blanco... Busco de nuevo que la música esté en play.
Alguien venía por el camino. La cantidad de abrigos que portaba indicaba el frío que hacía y yo ni idea de cierto aspecto de la realidad.
Me encuentro con esa persona. Quizás represente la única esperanza de poder hacer lo que me gusta, porque la verdad ya me cansé de las hipocresías dentro del núcleo "materno"? mecénico? Ni una, ni otra. Ni nada, ni eso.
En fin, cruzando esa avenida esta, pero ahora desde este lado. Me saluda, lo saludo. Obviamente nuestras inconscientes mentes no advirtieron el sentido que implicaba el encuentro, entonces fue mejor, porque a veces ser demasiado concienzudos sobre lo que vivimos nos contamina y nos quita lo auténtico de la esencia, o bien, el alma sincera en su estado puro. Diciéndole las malas nuevas, de inmediato redupliqué que no me importaban. Realmente, no me importan los obstáculos sistémicos, no me sirve, total me voy a morir igual.... ya no me importa lo que vaya en mi currículum vitae. Solo me importa lo que corra en mi vida y solo para mí. Y si me caigo, o si voy en submarino a una montaña, si buceo una colina o si escalo profundidades, ya no me importa si va todo en un papel para ser archivado y de esa forma, supuestamente, ser eterno. "Supuestamente" digo porque ya no puedo creer en nada. A demás para ser "eternos", es mejor que pasen otros mejores que yo.
No pensé todo eso ahí. Pero esa presencia me cambió la energía interna. De estar desesperadamente tratando de calmarme mientras bajaba la escalera, pasé a tener una nueva esperanza. Esa es la verdad.
El efecto del afuera en el interior es violento.

Y antes de tomar mi bici por sus astas, un poco aturdida pero ignorando dicho estado, vuelvo a la música. (Entiendo que....
....la vida, como si fuera la única verdad que se nos es otorgada, bien deformada por los ojos de cada uno que padecemos en este plano, se presenta ante nuestra realidad subjetiva totalmente arbitraria para cada uno)

La canción en los auriculares dice: Detrás de todas las cosas, las más fieras y las más hermosas, se busca la piedra preciosa. Se lustra para ser así. 

Luego de esa frase, así como daba vuelta a lo largo del Cune, pensaba en mi papá. Solamente él podía entender lo que me había pasado. Me detengo... miro... Me acuerdo fugazmente de la razón por la que escribo todas las noches y nuevamente me quedo en blanco. En fin, como si no creyera en la posibilidad de que cierta cosa pasara, decidí  simplemente llamar por teléfono y listo.
Todo, todo, consistió en: ACEPTAR. Retomar lo que sucedió y aceptar; el cambio, el cierre, el contraste. El cambio de las energías. Los ciclos. Cosas así...
Exhalé y declamé las palabras, como pude. Tenía que sacarlas. De algo ayudó. Entonces un buen rato después de hablar... al cortar, al seguir. Sobre la bici, disimulando con una excusa inventada, e insignificante, me quedé observando el Club. De nuevo, lo que fugazmente pasó por mi cabeza, volvió.
Observando. Buscando, porque en definitiva, siempre buscando. Siempre-estoy-buscando. (Me da miedo revelarlo por completo) Pero...se me metió rápidamente otra idea en la cabeza. Es una lucha interna, que nadie conoce ni conocerá jamas, la que enfrento con mi terquedad interior.
Me quedé varada. Buscando el elemento específico. Dos o tres personas pasaron. Uno me saludó.

Hice un par de metros... la canción seguía: Aún más luminosa, en todas las cosas las más reales y las engañosas, se encuentra la piedra preciosa, se lustra para ser así. 
Hasta que... eso era. La piedra preciosa
Mi pelo es fucsia.
Como si fuera A PROPÓSITO, una campera, también fucsia, fue lo que determinó la situación.
Allí estaba.
Vi... miré, esperé. Dudé. Mi cuerpo tensó, en una suerte de espasmo, todos los músculos. El pasado o lo anterior pesaba... pero  allí, olvidé, simplemente olvidé, su peso. Esa presión que atosiga el pecho.
Resulta que era... era la misma persona. La última vez, no recuerdo cual había sido la fecha, fue hace mucho.
Estaba ahí, detrás de las rejas. Saliendo- entrando- conversando. Era.... era. Su modo de caminar. El cabello. El color, fuerte, incipiente? Marcaba algo... ¿marcaba?

Y:
Aún más luminosa, en todas las cosas, las mas reales y las engañosas, se encuentra la piedra preciosa, se lustra para ser así.  

Inmediatamente comprendí. Inmediatamente acepté. Pensé que lo único que me quedaba era: aceptar. Esta misma noche, de madrugada, al hablarle, pedí cosas. Esta misma noche (la que inicia, la primera hora) mis letras tradujeron los delirios que tengo cuando me duermo antes de finalmente rendirme. Más tarde, en hoy, a las diecisiete cuarenta y cinco de la tarde, esos delirios y deseos, un poco, podían calmar su sed.
La pregunta se respondió. El Destino, hijo de re mil puta, aflojó un poco.
De madrugada terminé pidiendo con "por favor" presencias. 15 de julio el Destino, hijo de mil puta, aflojó.
A veces pienso que hay cosas que son fáciles de vivir,  o conseguIR, si somos cautelosos, si vamos con calma... si esperamos sin muchas expectativas, si estamos dispuestos a Aceptar tal cual lo que suceda, más allá de defender interiormente un deseo de oro, un anhelo de diamante, cualquier tesoro que el corazón guarde. A todo esto también  vale determinar que la Austeridad debe ser respetada y ejercitada.
Y, notablemente, ciertas cosas sí funcionan. Notablemente es cuestión de no dejarse INVADIR, ni contaminar por el exceso... luchar en calma. Las cosas pasan, solas se acomodan, ellas respetan un sentido que está vedado para nosotros. La forma de llegar a ese sentido es aceptar que está prohibido, aceptar que está oculto. Aceptar que tiene sus reglas, y aunque a nosotros nos rijan los minutos, los segundos que a raja tabla cuestan oro o cuestan miserias, nada importa si lo exterior siempre va a ser la imposición arbitraria ya dada a priori a cada uno. No debo preocuparme de más. Sólo debo hacer lo mío: lo que la sinceridad me permita, lo que inteligentemente logre aprovechar del tiempo efímero, lo que debo cumplir con la simpleza específica que se requiera. Lo que el interior me deje.

En fin... salió y entró. Reconocí el movimiento. Salió. Y se fue caminando hacia la izquierda, hacia las canchas de tenis. Alguien interceptó el camino. No sé. Entonces esperé que sus pasos se adelanten para poder pasar. Enfrentar la espalda era una mala estrategia, entonces zigzagueando no me quedó otra que pensar en hacer lo mejor. Cuando no hay tiempo y hay que adivinar momentos, se complica la cosa. Como si fuera a propósito se metió en otro lugar.  Y como dentro mío iba pensando en que ese momento debía ser aprovechado como sea, resolví en dar toda la vuelta, esa fue la acción que revistiese mi jugada.
Fue una buena jugada. La vi venir, entonces, de frente -intacto caminar-.  Apareció
Fue cumplido. Se cumplió. Fue un alivio. Nuevamente se puede confiar en que la vida es vida.
No sé qué hacía. Llevaba un bolso... ¿se iba?  17:51. No sé...
Levantó la vista, pero los árboles ocultaron mi pasar y la ignorancia, al menos, fue natural.
"Ya está" dije. Apelando un poco al temita de la austeridad. Educando a los deseos. Disciplinando el capricho ansioso.
Esa fue la otra jugada, de la otra parte. La última respuesta. El  modo en que la vida te deja abiertas las cosas, con el misterio ese, tremendo gusto en la boca de gritar: ¿Y???????. Nada... simplemente nada. Andá a saber si la respuesta fue del Destino. No sé cuál tiene más power, en cuanto al manejo de los hilos que cuelgan de las nubes y que manejan nuestras articulaciones y movimientos. Y bueno, nosotros que somos los muñequitos que lloramos, corremos, sufrimos por amor, sufrimos por odio, tristes, felices, etc.... no sé a qué publico podemos divertir así. Nos tornamos aburridos. 
Pero en fin. La respuesta fue respuesta. Abierta obvio. Por lo tanto volví a retrucar. Saliendo, entonces. Semáforo, cruce, semáforo, rotonda, avenida, desvío, semáforo, cruce, vereda, vista... Miré  miré... Ya la jugada no tuvo sentido. Ya eran las 18 y había mil posibilidades.
Retorné... retorné haciéndome mil y un millón de peticiones de calmarme. Calmarme nuevamente para que no reventarme contra el asfalto por lo menos.
Esta escritura apretaba la piel desde adentro queriendo salir por donde sea, aunque rompa la piel... aunque sea en sangre misma hecha con tinta. Aunque sea lo más trágico... Mentira, no lo seria. (Por suerte ¡no!)
El mundo es tan bruto. Mejor era calmarme.
Volver a aceptar al mundo como es... y con austeridad de pensamiento, entender que no comparte el mismo tiempo o ritmo que el mío. En algún momento sintorizarán las almas, en este momento la voz gruesa y sabia del Destino dice "Aún, no".
Todo secreto de sobrevivir es aceptar.
Ya pasará otro acento, ya pasará otro suceso.
El secreto es aceptar la imposición.
Esto no es apropiarme de lo que se impone.
El aceptar es comprender el poder que no tengo.
Pero, finalmente, comprender... es poseerlo.
Ya veras...





sábado, 18 de junio de 2016

Nosce te ipsum

Lo mío. La cama, la ropa. Lo mío. Mi gato. Mi soledad. La ventana sucia, mi ventana sucia. Este dispositivo comunicador, que odio, pero es mío. Mi número de DNI. Mi nombre. Mi signo, fuera chino, fuera zodiacal, fuera el que se me de la gana. Mi edad, mi edad de hace un año atrás, mi edad venidera si es que sobre-vivo. Mi terquedad de oro. Mi ceguera prudente. Mis no responder, porque aún estoy escuchando. Mi Tibi, ya nombrado, ya con nombre, es de mí. Las pocas verdades, estás, pero son mías. El único consejo que le declamo a todos: "Escribí". Mi capacidad de perderme. Mi meta. Mi muerte, mi esperanza, mi trayecto, mi alma. Mi tos. Mi mareo. Mi memoria. Mi desmayo. Mi agua. Mi sed. Mi hambre. Mi desventura profética. Mi incertidumbre como único motor. Mis ojos. Mi cara. Mi cabeza. Mi sueño. Mi dormir detestable. Mi torrente de pensamiento. Mi pensamiento torrentoso. Mi negligencia para todo, por eso me quiero quedar sola. Mi arbitrariedad al elegir. Mi elección. Exijo ahí pues mi respeto. Quiero un respeto. El mio. Una libertad. Una forma de ser liberada, libre, liberal, librada, ¿libro? Mis libros, tesoros de palabras. Están todos plegados, tienen los misterios en el interior ínfimo milimétrico de las hojas plegadas, pegadas, prensadas. Pero todos esos espacios minúsculos e imposiblemente indivisibles: son Míos. Posesiones, poder, un bien, un capital, un objeto, un ente, una vida, un pulmón. Lo mío. Lo que tengo. Cuidado de no sobrepasar lo mio, lo que tengo. Cuidado de asfixiar este conocimiento en el pleno ejercicio, no es bueno corromper la mente de una cabeza que necesita pensar. Ser, ejercitar-se, explotarse, expandirse, así lo dicta el interior de su núcleo duro, puro, autóctono. Mi pureza, la pureza que intento mantener. Mi silencio, sagrado y mío. Si lo pierdo, me pierdo. Mi devoción. La meta es lo trascendente. Me condeno en esto. La META es la razón de este tiempo. Mi condena elegida. Aquí la llevo, en mí. Con lo que me molesta escuchar cosas que no tengo ganas de escuchar
vivir cosas que no tengo ganas de vivir
aguantar cosas que no tengo ganas de aguantar
tener que explicar cosas que no tengo (MÁS) ganas de explicar
Mi explicación. No importa si esto tiene  o no sentido.
Si es válido. Correcto, políticamente correcto... coherente, cierto, bueno, provechoso
Constructivo
Que ayuda, que promueve, que proporciona, que explica, que ilustra, que limpia. Que purifica.
No importa. Todo puede ser. Todo puede no ser.
Tiene forma ahora, de aquí emerge una forma. ¿Un sentimiento? ¿Un pensamiento?
¿Una acción? ¿Una respuesta? ¿Un hacer? ¿Un ser?
¿Qué?
Nosce
nosce te
nosce ipsum te
Ipsum te nosce
Conócete a tí mismo. Ejercer el Ser.

jueves, 16 de junio de 2016

Escribir "nuevo", dicta la acción.

La televisión, en esta casa, ya se ha apagado.  En el total de la casa cuatro pares de ojos duermen. Los más sabios, los de más vivencia en su haber, entienden ya que han salido de aquello que devora la negritud de la noche, porque no sólo se apodera de los pensamientos, sino (y calladamente) de los cuerpos mismos. Cuántas veces me habrá devorado en mi cama y hoy... hace una semana que estoy aquí sin poder salir. Todo inició con esa fiebre horrible, el miércoles pasado por la madrugada. Sin duda sentir los pies como icebergs y en paralelo el resto del cuerpo arder... tanto que transpiraba delirios en los que mi frente se derretía y pasaba un par de vergüenzas más. De todas maneras, vergüenzas hay muchas, el país es una enorme alfombra brillante por la que desfilan muchos que hacen plena ilustración de esto que digo. Cito lo siguiente que leí hoy, como clave de entendimiento a esto que de a poco voy desmenunzando: "En este punto se nos plantea el problema de la incertidumbre: hemos de ver si nos construímos como especie capaz de construir sobre la arena sin fingir que es piedra, es decir, si nuestra subjetividad es capaz de habitar un mundo de arena o estamos condenados al anhelo de la piedra." Y a esto termino llegando la mayoría de las veces cuando recuerdo varios miércoles pasados, martes, lunes y meses de abril y mayo y otros, en los que me aferraba, y con la validez que ello implica,  a las verdades más efímeras. Por lo que duraron más que nada, y porque, puras supieron ser tan auténticas que es muy loable de su parte haber existido. Ahora... ahora que sigo acostada en esta cama recordando tensas charlas virtuales, curándome de una tos que sigue brava, de nuevo comienzan a soltarme quién sabe qué manos, como para que vuelva a escribir. Fue una abducción de varios días.  Aunque nadie me tome en serio yo sé qué tanto tiempo me lleva pensar todo por dentro y es mi único ejercicio de individualidad, a partir de otras cosas ¿no? Entre los remedios, las justificaciones médicas,  los amigos que se enteraban y me mantenían al tanto de la vida a la par de que se enfermaban conmigo,  la parte silenciada,  la familia que desde el mismo seno soltó palabras precisas con llamadas y audios. Todo ha sido, al cabo de una semana, una pausa necesaria. A esta debo estar muy atenta. Cuando la mente se sobrecalienta por el ir y el venir de tantos pensamientos y hechos, llega un punto en que desborda, aunque sigamos respirando. Hay algo que no da para más.  Pues varias cosas se han desbordado. Finalizadas no sé si afirmarlas como tales. Pero de detener un cierto paso que se venía marcando o dando: sí. Yo he querido que así lo sea. Que se detengan. Y esto me atrae del silencio de la noche y de varias mentes que se dejaban consumir por esta oscuridad en la que todos duermen... ¿Cómo se logra este ejercicio de lucidez? ¿Cuánta pérdida cabe en ese ejercicio de lucidez?  ¿cuánto muere? ¿cuánto no se recupera?
Y si cuento los delirios-sueños, fueron cuatro: la frente derretida, la noche de los apuntes punzantes, la lectura imparable y enferma de Soumission, el desenfreno narrativo de La distancia del rescate. Y si cuento los libros, fueron esos dos. La única certeza estaría siendo: cuidar el sueño. Después de todo, los únicos que hasta ahora han llegando más lejos que yo en este pequeño plano empírico territorial, son los que mejor durmen esta hora. Ya perdí el hilo de hacia donde queria llegar. Igual ni que fuera que emprendí una búsqueda o un camino. Hoy solo sé que todo colapsa, todo... menos nosotros, aún respiramos tangiblemente, respiramos. Y volviendo un poco... Lamento sí,  no haber aprovechado mejor de algunas calles, o de algunas vistas. Pero también sé, con toda la responsabilidad que no niego, qué verdadero y auténtico fue cierto plano de mi vida del 20 de mayo hacia atrás. Aún sigo atónita al recordar ciertos espacios, sueños,  tactos, olores, gustos, detalles de la vista (de ver) cotidiana. Que esta abducción haya iniciado no sé cuándo ni por qué ni a causa de qué,  es un enigma que he de resolver ego misma en mi ipsiedad. Netamente así como el pronombre cualificado lo indica. Que sea bien pues, este cuerpo de palabras una buena puerta para abrirse hacia la razón,  o la respuesta que está por aqui flotando, pero todavía me hacen falta cosas para poder atraparla y hacerla visible. Por otro lado, no todo es incertidumbre,  tengo a buen puerto mis certezas, sólo que no soy yo la que deba declamarlas. En este momento Cupido no se hace cargo de nada y dudo que se puedan entender palabras como estas. Sólo si me piden esas certezas, con todo lo que implica escucharlas, las daré.
Pero, ya está.  Cerraré una vez más con este pensamiento interesante: el mundo colapsa ante nuestros ojos. Y entiendo por colapsar a autodestruirse, autoboicotearse, desgarrarse, autorrasgarse, sin embargo, todos seguimos respirando, durmiendo, soñando,  apagando la televisión,  apagando la mesita de luz, apagando el interruptor lumínico,  dejando el celular cargando a un costado,como si ese colapso fuera ajeno y no nos perteneciera ni por asomo, ni por cercanía de simplemente saber que algo esta colapsando,  fomo si no vuvieramos en esta casa, en esta ciudad,  en esta provincia, en este distrito,  país...etc. ni por asomo que nos pertenece ese colapso, ¡no! ¡para nada! Algo haremos bien al seguir.

sábado, 7 de mayo de 2016

Cuidar la dialéctica G-M

Todos los días que caben en las horas, aunque sean las más luminosas y respirables, me entierro pensando en el cerebelo intelecto, cómo cuidar del tesoro líquido que se presenta radiante en las palabras articuladas de tu voz. Como finísimo cabello de oro que va horadando el silencio, cínico silencio, emergente desde las radiantes frentes de aquellos que sentados te escuchan. Portadora de belleza, no solo enaltece tu postura sino tu fuerza profunda, sin penumbra, sin temor. Los pasillos te pierden de mí, ahora que tanto deseo dar media vuelta cuarta quinta sexta, y encontrarte en la puerta aquella de la 6, de la 7, de la 10 -que son las obligadas que tengo-. Cada vez te escribo más negro, más oscuro, cada vez escondo en el tejido de los ángulos minúsculos que forman estas letras, poco a poquito, mucho a demasiado, es lo que tu ser revela sin explotar, es lo que me inyectan tus besos, formas posibles actualizadas en la superposición, que,  más la acumulación y, que, de repente... lo que no necesita ser pesado (o valuado en...) un sentido que justifique el existir.... y de repente suspender el tiempo con -sabidamente- vos. Es lo que un filósofo medicinal decía que el tiempo del mundo es eterno, justamente, relativa y perfectamente, "estaríamos afirmando" que sí... en tanto que uso tus modos, en tanto que emulo (frustrantemente, por tenerte lejos) el sonar de tu voz. Y si ella,  que está aquí también sentada escribiendo como aquella que goza del respirar de la afectación tuya. Sí...esta misma que soy en una yo, esta misma que soy en varias con lo que cada palabra pueda paupérrimamente valer.. muchas erres para errar en las modalizaciones... Es imposible describir la luz perfecta que se esconde entre los pocos milímetros de materia de tacto que se encuentran en esos espacios ínfimos de confusión de los cuerpos. Pues voy superando así las ignorancias, hermosas pero ingenuas, de haber escrito mares equivocados acerca de ilusiones perdidas en algún planeta alquilado por algún corrupto del amor. Me desmoralicé a tal punto que ya ni me entiende mi propio corazón silente pero no importa en realidad. Aprendo nuevas palabras con vos, aprendo la magia auditiva de darle palabras a aquellas cosas que articuladas en llovizna me hacen sentir en la sangre somáticamente, tu huella que no se diluye fácilmente... el rastro tenue y preciso. Y te cuento que me quedo sin autoridad cuando tu risa gobierna el hecho de que mi suspensión ante la contemplación viva (experiencia fáctica) por arte de la per-locución, hace lo siguiente: me envolvés y , de este modo,  envueltamente de certezas -con forma de aire verdadero-, verosímil, fílmico, de rollo de fotos, la vida a través de una ventana, a través de una persiana, a través de una escalera, a través de unas caminadas cuadras , a través de ese puente... el Pontos que no es el Río, el Pontos que es el mar que soñamos juntas. Pues ya no me importa, el discurso sangra invisiblemente lo que nadie puede ver con los anteojos empañados de una ficticia educación apriorísticamente cosmogónica. Pues ya tampoco me importa qué dirán o que tan directos sean de y muertos, autosuicidadosporsusintrínsecosactosdesmoralizadores. 
Pero 
el
punto 
es 
que estar en la realidad empírica de cualquier situación fortuita que nos regale cualquier fuerza inexorable de este devenir misterioso -laborioso también (hay que reconocerlo)-, me hace sentir que en vez de escribir o leer (a lo que mi existencia se autocondena por lo general), es decir: en vez de nadar gozosamente, respirar, exhalar y disfrutar de hermosas historias de perfectos y únicos sentires, dados solo en la cósmica-lejana y cómplice unión de los amantes.... he de -dichosa de mi- reconocer en una suerte lograda de anagnórisis luminosa, que mientras el goce me ataca sin avisarme... mientras tengo-te en mí... mientras escucho-te dentro, mientras respiro-te suspendida, porque también contemplo-te de mirada de puente inexorable... además que cuido de nuestra dialéctica, uno de nuestros mejores lazos de unión.... a parte de lo que sos por completo en constelaciones de acciones, de praxis hechas del fino material del prestigio y la bondadosa honestidad que te compone. Todo resumido en el último e ínfimo hálito de aire de pecho de sueño de entrega onírica de abrazo de engranaje de voz de perfiles fundidos. Con-fundidos- Conformados-Fluencia-Inmanencia, feroz, natural, incólume. Cuido-las-te, omnes... Vos.  Es la misión.

jueves, 31 de marzo de 2016

Locus amoenus.

Como la penumbra suave de leerte hablar en la música que pongo para calmarme. Si bien desgarran los sonidos, desgarran un poco el olvido. Pasaron los días, nunca cesan de pasar. Me agarran locuras por momentos; por momentos escribo estos diarios intermitentes, que no son luces pero tienen algo que hace reflejar los elementos de, esta, la paradoja. Abro la puerta, siempre me pierdo en el llavero perdible, pienso en un aleph de todo. Un panóptico. Un cuadro pictórico que se transforma en túnel, mezcláronse allí mismo, en un pseudo zaguán, todos los colores, que  surgen de los recuerdos, de las memorizaciones, de la borrosidad teñida por el recuerdo o el acto de rememorar: Llegar al punto de darse cuenta de la culpa de la mentira aceptada, de la mentira emuladora de la verdad perfecta, de la mentira -personificación pura de un error- sentenciada, año... tras año... tras año = Otorgamiento de un perdón, tras otro perdón, tras un plural e último e infinito perdón. ¿Qué tan real habrá sido esa realidad ilusiva? La mentira perfeccionada vestida de verdad para un baile de disfraces (que en un septiembre borroso la noche y sólo la noche, escuché todo lo que llore. La luna miran-do-me, perfecta escena para un recuerdo. Perfecta manipulación. Qué desgracia... sólo sigo siendo un ser manipulable. Qué gracia, lo he advertido al fin).
La funcionalidad de esto es superar. Ya que superar es re-hacerse... Por suerte puedo no cometer anacronismos, sigo inmersa en cierto devenir. Están brotando gérmenes de un crecer, de una corporalidad... con tiempo sinuoso, con lugares rápidos. 



Entré en una lógica rizomática... exocéntrica... Me ahogan las teorías... pero son sólo teorías... las teorías son sólo teorías... Nunca dejarán de ser sólo teorías. Cada una de estas palabras, ya no disparan mil, no existe en un persistir innato y por lo general superfluo, la ambigüedad absoluta, denigrante del entendimiento, pobre, paupérrimo, claro, opaco y visible. Prosigue así la contaminación en mí, de palabras que no son más. Prosigue así el ritmo marcado en 
ún, dós, ún, dós, ún, dós...
más el redoble de los tambores constantes en un patrón cuadrado y firme, tác táca tá-tá, tác táca tá-tá...
más subir de un Mi a un Fa, más e baile de los violines en el patrón que les corresponde... tím-túm,tím-tím túm, tím-túm, tím-tím túm...
a veces aparecen algunas alteraciones... ea
Pero siempre va increscendo, como el Bolero de Ravel: Así es como te define cada uno de tus elementos constituyentes... así es como te define mi entregado CoRazón, sin  ya ceguera, lo dice con su razón, fuera de ser cartesiana, fuera de ser dogmática, lo dice con su sangre que titila ni bien te tiene cerca... Ni bien advierte
Una voz-------------------------------------
Un léxico-----------------------------------
Un aroma----------------------------------- Que     me   ve    con
Un lugar------------------------------------ el marco de tu pelo,
Una suavidad------------------------------  encierra tu figura 
Un tacto------------------------------------    dibuja la rosa
Un contorno-------------------------------        te  define 
Una mirada--------------------------------           vos
Que no pare el rizo del destino, que siempre me encuentre suya el ser y el estar, el pensar despensando, a ignorancia que supuesta ensimismada era feliz. Siempre explotando en el calabozo, siempre repensando, recordando, sincronizando la manía justa de los imanes, que parece ser que no se necesitan pero igual se atraen. Como si fuera una condena de alguna ley no descubierta. Lo mismo le pasa a su piel con la mía. Quizás, en la noche y en las estelaridades... haya algún movimiento oculto imperceptible (qué perdida!) que quizás de los quizás, genere el misterio de este devenir en constante crecimiento. Como una flor... como el oxígeno que infla los pechos de cada uno de los transeúntes.  Y sí vas... ese es tú, por excelencia movimiento: increscendo.

martes, 8 de marzo de 2016

Scala ╗




No me resuelve en ganas el arrebato interno y minucioso de mi "dueña" la Ansiedad. No me resume, en divagaciones, ninguna razón que agite al viento el verbo del deseo.
 ╗ No me puede salvaguardar de tiburones hambrientos, llenos de cruda espera conjugada en espanto, el Destino falso de una mala noticia. No me pueden resumir en importancias breves y simplistas, antídotos de una sed que no existe. 





Es que tan sólo, tan sólo, explotando 
hacia vos encuentro el suspiro justo 
del vocablo en juego, sin malgastar el aire tan vital
- sin derrochar el exhalar divino-, 
tan sólo en tu deseo, tu nombre invocado,
expuesto en el techo de la habitación, 
no importa más nada que explotar hacia vos.









Expandir horizontes. Niveles, desniveles, flores, visiones. Indecibles palabras, ecos eternos entre voces. ╦ Enumerar, nombrar, renombrar, volver, volver en, de a poco hablar y dibujar círculos, de a poco hablar y entretejer en las voces los pensamientos físicos. ╗ Invocar nombres, definir de a poco sensaciones, "domesticar" al sentido, para que dispare sensaciones. ╚ Y que a estas últimas no las domine nadie, solo la entera libertad de auto-regenerarse. Ser sus propias autoras, auto-regenerarse. ╠ Ser su propia génesis, indefinidamente pura. Que brote desde un acierto, desde un pliegue doble, del coincidir perfecto del destino, entendido como una cruzada de miradas perdidas en un reinventado laberinto ╩ . Y todo el tiempo me consumo a mi misma en el sentir de soñarte, y me jacto muy penosamente del tiempo que no pasé persiguiendo el movimiento de tu sendero. Me encierro un poco en ese viaje, mientras espero trasladarme hacia el descanso de tu pecho, en lo que la noche quiera y me enseñe a desgarrarme. 
Y ya no puedo conducir esta miserable dialéctica; me quedo brotada de pensamientos, que como árboles , crecen en nubes, se expanden en raíces, forman ríos fluyentes... se van por las ramas... imitando tu respirar: reinventan el aire. No sé qué dios podrá perdonarme, si un día te digo adiós sin haber elegido dicho ato. 
═ Sé que no será fuerte ese desatino. ╦ Imagino que no podrá el corazón permitirme, que sin razón funcione mi ser irrelevante, si solo se encuentra en el camino. Pero importa, un poco sí importa, pensar en los temores inmanejables. Siempre los he tenido, a veces, por fortuna, perdidos. Más... rápido los oprime el recuerdo intenso, porque se revela tu imagen, ahí detrás de mi frente, donde yo te tengo presente, donde el iris marca el ritmo. ╩ Del andar, del proyectarse- amaneceres, atardeceres, anocheceres, amortiguarse y encontrar el engranaje perfecto. ╗Que voy a renegar de un sol que no me sonría, porque en el rostro sublime encontré el brillo concreto que se ilumina, hacia dentro y ad infinitum, mostrándose sólo a mí en el misterio del momento. Que ya la poesía no llega a los sesos de esta gramática superflua. Será mejor que esta palabra calle y que el hecho indómito haga su magia inefable.

jueves, 25 de febrero de 2016

๑ Volver

Entonces fue así: desde que la vi, percibí la espontaneidad que quizás me había costado ver por nebulosas de ceguera. Ceguera crónica, pero no imposible. Ceguera, un poco imperdonable, pero aquí estoy. La única y mágica ley es que, lo único seguro es que nada es seguro. y yo por supuesto, siempre alentando a la madre Improvisación para que me invite a tomar un café de luna llena. Me vuelvo a preguntar... ¿Por qué nunca se habrá ido de mí? La mentira, la mentira fuerte que uno se clava en el salón del pecho, clausura cualquier sutura de imagen gastada por el tiempo.
Ya no lo sé, fue simplemente volver, con una idea sin ser completamente esbozada ahí detrás de la frente donde cocino todos los mambos y ahora los clasifico, dominándolos (al fin). Pero pese a todo y que aquello es pasado, puedo detenerme nuevamente en los felinos ojos que quizás dejan verse entre el viento y la tarde que nos permitía un poco mas volver a estar cerca. Comprendo nuevamente por qué el misterio- de ser enigma- pasó a ser un lindo atardecer... solamente el aroma impregnado de aquella sensación que nunca se fue, quedó sobre una taza, o bien, dentro de ella guardada para esperar su tiempo estrictamente justo. Pese a todo lo que pueda explicarse con teoremas poéticos y esbeltas teorías de Los adormecedores de ignorancia... me quedo atónita, entre la sangre que no sabe hacia dónde disparar en la mar interna de la desesperación simpática de no haber aprendido nunca a esperar... Ansiosamente la respiración cae en un ritmo nivelado entre miradas y un gato que sale de la nada para ser parte de vos, quizás, quizás... quizás sí, quizás no. Cuántas veces habrás invocado cosas sin saber que lo hacías. Y desde la nada vacía de la vida aparece quién, maullando silencio, intervino con un irse inconcluso. Te miré, entre decir muchas cosas que no sabía que las pensaba, como cuando brota todo de la nada y uno solo deja salir en miles de palabras de aire inflado... la verborragia ataca mis momentos de mayor nerviosismo.

 Aunque en realidad felizmente tenía tu presencia envolviéndome, ¿cómo pudo ser? Lo que puede a veces el tiempo, lo que puede a veces la vuelta perfecta y fortuita de Destino. Lo que puede... Hay toda una sensación corriendo entre miles de luces y vasos sanguíneos. La piel se vuelve una loza hecha de lona -del color que queme el sol- suave que deja ver en modo de impresiones flotantes, miles de pensamientos activados, miles de deseos desenterrados, miles de proyecciones mentales, demenciales, que secuencian una y otra vez el mismo sueño desdoblado en realidad. Un colmo, verdaderamente un colmo, es irme sin dejar de retener la sensación de la presencia. Al fin y al cabo todos somos esencia, al fin y al cabo todo es sensación, y qué sino ver o experimentar que lo único empírico que existe entre la corta distancia que hay cuando estás frente a mí, es que simplemente los imanes tensan el aire de tal modo que ya sobra todo lo demás. Hasta que finalmente la disposición temporal de todos los elementos se dieron tal y en relación con, ese humilde roce que causó un sin fin de lluvias y tormentas que alivian la razón, cuando el corazón tiene razón. Y que co(n)razón, sé que el sentir también puede nivelarse hacia arriba como un pensar, anteriormente devastado por las subestimaciones pobres y soberbias. Pero basta de hablar por hablar, de hablar por escuchar, de hablar por ver. Ya sabemos lo que tenemos que hacer. Entonces, vuelvo y digo, si me tuviera que dormir con una impresión instalada en la comisura de los párpados, debiera yo elegir a excelente y co(n)razonado criterio, el verte hablar desde la voz esa, maldita pero persuasiva voz, que narra un entramado de ocultas pasiones, y a demás de ello, ver como se permitía la pupila cambiante detenerse en un instante en el que sólo vos recreas el gesto exacto. El pliegue exacto, la mirada que va perdida como siguiendo las ramas de un árbol infinito, ¿y qué importa que el tiempo me robe tanto para verte tan detenidamente el destello del detalle?
Qué importa realmente, lo es todo la respuesta, importas: Mucho y legítimamente, Vos.

lunes, 8 de febrero de 2016

Cuidado: "El pez por la boca muere."

Nada podía estar peor que estos días hipócritas soleados, aquellos que luego se transforman en un parpadeo en negros. No ha de sorprenderme más que su último límite infinito, la vergüenza bien disfrazada de alguien, ahora, que no conozco. Acaso, la mentira gritada en la cara, manoseada contra mi rostro, que acariciando con sus palabras iba escupiendo sobre el Respeto, y ese perfecto "Parecer perfecto" que piensa que tiene. El tiempo pasó, por suerte hace mucho que no coincidimos en algún espacio-tiempo como para que sobrepase los niveles de incoherencia y siga jugando con sus caprichos. Ni vale la pena hablarle como si le hablara en serio. Si todo tenía un límite, el que sobrepasó hace años, aquí se renueva. Todos me dicen: "No me sorprende". Estoy situada en la misma respuesta. Aún así lo que molesta, porque ni siquiera ya lastima, ni duele, es: lo innecesario. Que desaparezca y nunca más me dirija la palabra como si me conociera, porque desapareció todo lo que alguna vez fue. Si esta bronca podrida está aún acá, es porque no entiendo la coherencia de realizar ciertos actos que no tienen razón. No hace falta. La ausencia de esa molestia es lo que necesito. No me sirven más los mensajes sinceros de sentimientos de perfección, de recuerdos perfectos, de aceptación fantasma. Es todo hipocresía. Se me funden las neuronas en el enojo de mi trauma.
Sin embargo, no sé que hago aquí, perdiendo el tiempo, quizás transformándolo en algo mejor que en pensamientos nefastos. Sí, cierro aquí la puerta de mi herida, herida no de sentimientos, herida sí del respeto: de la mentira, de la falsedad, esa que siempre amaste cantarme con la mejor de las canciones de cuna, mientras que yo dormía, la enfermedad de tu cabeza, la enfermedad de tu mente, la enfermedad de tu egoísmo, y de tu alrededor, te hacían respirar, inhalando los aires de los demás, del mío -del mío propio que te regalaba todo el tiempo... herida de respeto que nunca vas a volver a abrir. Hiriendo el cuerpo de esa tu supuesta "memoria", mintiendo, saliendo, entrando de un pasado que nunca vas a saber llevar por el resto de tu vida. Porque ya no entiendo como es que seguís buscando lo mismo, porque ya no te reconozco encerrada o quizás más a la vista, de esa enfermedad egoísta y oscura. Profunda, solitaria, enmudecida, estancada. Siempre estancada en el capricho masivo de la desesperación vestida de "luz" perfecta. Falsa, falsa modestia, siempre buscando jugar al estilo "gato por liebre". 
Que se apiaden de vos los dioses, el día en que te vuelva a mente la cara para hablarme.
Que se apiaden de vos tus almas selectas, el día que pienses siquiera buscarme.
Que se apiade de vos el maestro del Karma, el día en que caigas de lleno en la infelicidad producida por tu egoísmo.
La pena es para los que se la merecen, más aún habiendo fallado más de mil veces con el mismo error. Pero no para aquel que juega con los errores. Y era como siempre te lo advertía: Está bien una vez. Está bien dos veces. Está bien tres veces. Apostaré. Apostaré de nuevo. Apostaré una vez más. Hasta que... Ya no, quebraste mi Paz.
Y me regocijo sabiendo que esas canciones ya no me conmueven, me desparramo en risa recordando y saber decir que era todo parte del chiste. Me desato en mi tranquilidad sabiendo la perdición de tu alma. Lo poco de respeto que te tenía se fue en esa mentira, mentira orgullosa mentira que como kamikaze o 神風 como ataque suicida, me atacó a mí pero acabó con vos. 
Será esto lo único que adquieras de mí. Una hermosa hoja de cielo, que sólo te advierte el final de tu vida consumida en esto que haces por deporte: mentir.
Será esto más de lo poco que merece tu corta vida. No haré nada más que inteligentemente ignorar tu esencia especial de desencantos. Será esto lo único que te merezcas, a demás de mi silencio, mi tumba en tu vida y mi mordaz y eterno desdeño. Será esta frase el último regalo útil que se te pueda hacer: el pez por la boca muere. Como si tu circo me importara, ¡Tu circo me da risa! - El rigor de los ataques suicidas- He aquí al sobreviviente.

viernes, 5 de febrero de 2016

Perspectiva de hoy.

Desde el rítmico respirar, cómo hacer para parar un poco dentro de tanta palabra motorizada (¿...?). La modernidad inflige cegueras, como un alud invisible no advierte el velo, que de a poco se nubla desplomado encima de nuestros limitados ojos. Escuchar las mismas canciones, a veces, es perjudicial para la inmediata realidad. Es muy arduo centrarnos en el medio del camino (aunque sea representado por una hilera de baldosas que se interrumpen ente calles, desvíos y placas de cemento - lo atomizado de lo urbano), bien en el centro, mantener el ritmo, aunque debajo de cada paso pueda descansar un precipicio infinito. De todas maneras, el vacío está hecho de algo. Imposible se me haría, a demás de deshonesto, darte mi opinión con respecto a los vacíos. Pero por otro lado, como para seguir yéndome por las ramas - sentá a tus ojos, que te cuento- dice una letra que la ignorancia se paga con ignorancia. Buen negocio queda por hacer entonces.  O tal vez no. Nada implicaría (casualmente), implicar-se. Esto tampoco tiene sentido. ¿Quién tiene la culpa? 
Solo, lo único que te voy a rezar, es que sigo sin entenderme. Encima para eso tengo que explicarte, ¿cómo explicarte entonces?

He vuelto hace poco, y no estoy aquí. No me es fácil elegir qué recordar, como típico sueño entre humo o nubes, entre sonidos que se mueven, pero el movimiento es sordo. Las melodías no me llenan, las obsesiones no me dejan, entonces no existe ese truco de magia en el que si no pensás (tantotodotodotanto), las cosas pasan solas. Y resuena como un eco interno, un poco oxidado y un poco artificial, de esos que se inventan para consuelo propio: eco interno de imágenes, nombres.
Hoy leí que decían : "Sólo falla el que lo intenta". Yo tengo una colección, por lo visto. De fallar, de fallos, de fallarte, de fallarles, de llorar.
¿Cuándo aparecerá el nombre? La palabra, mejor dicho. El tiempo, que enferma, que lo cura, que curte, que silencia, que llena de tumbas, que siembra distancias tupidas- el tiempo que es, siempre es, y desaparece siendo, sin dejar de ser, sin dejar de ser una mandíbula intensa que se siente a través de los dolores, metafísicos, físicos, pasiones pausadas. 
Mientras el tiempo corre, quedamos pausados. Interna, externa, intramundo, planetariamente pausados.

martes, 2 de febrero de 2016

(De mí) Dos puntos

Yo quería que esté bien. Sabía que con el paso constante del tiempo iba a estar, sin notarlo, bien. Mientras tanto, dentro de un final abierto, todo se suspende como un fuego que se prende. Ya no tengo un reloj que me encadene, miro la hora cuando quiero. Me pasa que no puedo dormir nunca en la hora conveniente, pero mejor, cuando duermo muy cansada sueño cosas que me comunican con el futuro. Parece una jugarreta de alguna voluntad, invadirme cuando tengo la pesada mente más insomne. Pero de a poco aprendí a estar atenta a los códigos invisibles que intentan pasar desapercibidos como las baldosas que me suelo tropezar en la calle. Los riffs de las canciones; el origen de pidgin's y creoles, no se si me condimentan o me contaminan los pensamientos. La voz de la contralto retumba en mis tímpanos. Bellos ojos; y no sé porquoi, algo especial (que se estremece suave) siento que me pasa debajo del pecho, al ver esos bellos ojos en caída suicida al suelo. Con una ignorancia que parece insólita, o planificada. La postura a lo que me importa, me sorprende, y a demás sobresale en el maremágnum de gente preocupada. Y eso que sólo recuerdo los recuerdos, ni siquiera la imagen pura me queda. Paralelamente, no lo cuento aquí, pero tengo mis secretos. Hay noches en que los dispositivos, no me dejan escribir, y ante las dificultades fluye el río hacia otro cauce y termino delirando patéticamente con la almohada, la única que me aguanta. De todos modos, elegí un poco esta soledad, no podía lastimar ni quería hacerlo como yo lo padecí. Más cuando pude ser capaz, a tiempo, de ver que los sentires, los modos, eran extremadamente similares. Entonces una se hace de fuerzas y saca inspiración de frases como: Cuando no puedes ser justo, sé arbitrario. Puede que las equivocaciones en mí sean infinitas. Pero desgraciadamente sé y conozco los errores que puedo cometer cuando ando ciega y sin ver a quién puedo pisar. En fin. Llega la noche, una plaza se llena, (si hablara esa maldita plaza) - tenemos como un acuerdo de silencio... pero siempre levanta sus escamas para hacerme tropezar, más cuando sabe que tengo los pies atrofiados de tanto huir. Y corro, en círculos, sin aire - veo el interior de mi cuerpo - oscuro, de paredes no tan duras. Le cuento a alguien que estoy en esa fase, aún hay otras por pasar, como si fueran las pruebas que tiene que pasar Tamino, hacia el interior de su misión. Cuelga una lira de mi cuello - escondida reminiscencia de aquel guardián del sonido- . La encontré, un artesano la hizo perfecta, sin saber que tenía el siete perfecto de la heptatónica. Esa activó nuevamente los lamentos, como si por arte de mayéutica sacra pudieran revivir el pasado. Y me dijeron, aquellos seres, "No vuelvas al pasado". No puedo esconderlo, el enigma me atrae mucho: lo difícil, lo imposible, lo que me ignora, lo que me hace doblarme de la angustia - pero no la que sufre, sino de aquella que da vueltas y vueltas y vueltas dentro de un cráter volcánico a punto de explotar nervios. Las invocaciones no sirven; las llaves de sueños tampoco; hay alguien que esta interfiriendo detrás del canal luminoso, ese aquel se acostumbró a interrumpir las sonrisas. El maestro que fluye es el más puro, pero las rocas de mi interior, forman un dique. La lentitud del movimiento, los estanques verdosos y negros de las voluntades atrofiadas, son los jaque-mates que las mentiras ajenas me impusieron. Es un misterio perfecto cuando alguien o algo te genera admiración y de a poco el enamoramiento teoriza una configuración infinita de delirios eruditos, ahí mismo - con tan solo dos nombres y un apellido normativo- se ríe en el silencio. Más se engancha el pez, al morder el anzuelo suave que tira fuerte. ¿Cómo hacer para llegar a esa cumbre aislada? ¡Basta! ¡Que no se insista más! Me voy a seguir desayunando el hermoso gusto de un karma justo, después a media mañana comeré saboreando de a poco esa sensación honesta y punzante de no encontrar en ningún rostro el suyo, luego al mediodía, cocinaré exquisita bronca, capricho ciego de la imposibilidad. Y luego será toda una dieta de ingerir ausencias rica en proteínas de todos los colores y dolores más funcionales que cualquier clavo filoso. Vi la sonrisa de aquel mal día. Y capaz muera, obviamente será así, con unas ganas tremendas de producirle la mejor risa que pueda tener en toda la historia de su trayectoria inconclusa. Y todo esto es en vano, seguramente tus mundos internos estén entretejidos ya condenados felizmente hacia y en otro destino. No es lo mio, quizás tampoco aquello. Vaya una a saber de dónde sacar la seguridad que te confirme la estructura segura para dar el salto. Como un ancla, fácilmente cinco veces más grande que yo, se entierra en la piel quemada, la incertidumbre negra y amorfa. Y se obsesiona más uno con aquello que no conoce. Tampoco es cuestión de especular, ni con caleidoscopios. Entonces es cuestión de deshacerme, deshacer todo, dejar a merced del cauce del río la decisión, que los vientos maúllen, que las tormentas insulten, que las nubes decaigan. No importa, entonces, aunque sea de bronce la pupila más infalible... la que agacha la mirada, niña de los ojos... Color. Y aunque ésta se confunda. Difunda sangre en consumación. Es incierto el puerto, el templo del bosque vecino. Es incierto el silencio aplastante, pesa toneladas de realidad. Espero que la empiria mágica le gane, y de paso, me sorprenda antes de dar un mal paso. No sé ya cómo será. No despierto de día. Ayer... cardenal, del milagro, ata. Entre las sábanas se esconde el aguijón, los párpados callan. No todo consiste en estallar en fragmentos. No todo consiste en callar cuadras micróbicas, no es la poesía la pesadez de la gota, más bien el crisol que forma el sol dentro de ella.


Hasta que luego de un breve silencio, vuelvo a retomar el silencio del Otro. A ver... ¿cuántos fueron? En la virtualidad de la Nada, fueron: tres en uno, dos en dos, y el desesperado el tercero y último, el suspendidito (burlándome), pobrecito, muy chiquito y paupérrimo. Intento desgarrado, sangrante, rabioso, que vaga por las mismas calles que sobrevuelo, buscando en las esquinas a aquella que mira hacia el ocaso, hablando con voz singular, apropiada y elegante. Aquella que mira, en realidad, que deja caer su mirada triste al suelo -no la soberbia de la Olvidable, no, ¡no!- Tercera, la que despierta el misterio don de introducir lenta y firme la daga de un enigma, metal frío pero candente - y yo le tengo fobia a los metales milenarios, de esos que no dejan de matar, de esos que no salen de circulación en la muerte. Todo es metafórico, pero todos los días morimos igual. Es un subir, cruzar (sobre-existir), y bajar (en picada o frenando) la montaña sabia de la vida: uno dice que la crisis nos lleva a iniciar una crítica de la vida. De vez en cuando podemos coincidir, pero a mi me sale suponer que esa crisis critica la no-vida de la vida. La ausencia es debilidad, pero lo que no te mata te fortalece, quemando las mismas letras falaces, en realidad, de la soberbia nietzcheana. La soberbia de los aparentes eruditos. Y yo acá, chau, ahogándome en el vaso vacío del silencio que va después de esos dos puntos.

viernes, 15 de enero de 2016

Prodigios.

los dias que pasan son como islas que se secuencian linealmente pero no tienen nexo de contenido lineal.
Quisiera poder manejar mejor los momentos en los que me desconecto de mis tormentas internas. la maquina a vapor de obsesiones, mi cabeza, nunca para... nunca cesa ... no deja su labor. da un poco de miedo pero se pasa.
en esos arrebatos de paz inconsciente vi una imagen. de una foto de otra foto ... un nexo hacia ... pantomimas ... sueños de pantomima.
esta noche rezaré de nuevo un deseo y que las Parcas hilen lo que deban hilar. lastima que  no tengo demasiado poder debajo de mi pecho sino me trago entero el mundo en segundos. quien pudiera tener semejante poder.
lo cierto es que vi esa imagen . parece una mariposa que a proposito se posa en la.flor para sacarle algo. o capaz para salvarse. la imagen iba acostada arriba de una calle- motocicleta. Paso por delante miro, retuve en la retina. retuve en la mente. pensé. evoqué. callé.
ver..  oir y callar.  sentencia.
fue un prodigio. de esos que se presentan para que no puedas verlos. lo vi. es una buena señal. quizas el dios recibio la ofrenda.

hasta mañana

miércoles, 13 de enero de 2016

El semblante del felino.

"¿Y, Tibi, qué me contas hoy?"
                 ...
No podemos decir que hemos de olvidarlo todo. ¿De qué material están hechas las telarañas que están en las esquinas y lugares abandonados de mi mente? - "No hables, no pienses, no pienses: Leé, leé, leé."
Órdenes, órdenes, modo imperativo: ¡Ya mismo! ¡Ahora mismo! ¡Ya mismo!
Bueno, okey, aceptado, tragado, atrás, atrás, al fondo.
[Esta es mi voz sola, hablando, yo -creo- no tengo nada que ver:] A mi no me importa desaparecer, más bien, me importa lo que alrededor mío desaparece. Bueno, más exactamente considero que estoy observando, desde la oscuridad elegida, ciertas cosas que no puedo manejar, por eso me salgo de allá, de allí, de acá. No encajo, no entro en el rompecabezas -eso nos hacen pensar que somos: "un rompecabezas"- . ¿Tiene sentido eso? Quizás sí, si aún , por lo menos, supiéramos saber qué tipo de cosa somos, aisladamente. Bueno, acá justamente estoy, autoarmándome, soy un rompecabezas sin modelo existente. Quizás infinito, hasta que la Fuerza Inexorable tenga ganas. Y ya me desdoblé de nuevo en otra y otra y otras y otra de otras cosas. Así como a veces mi cuerpo se atrofia, los pensamientos también. Los sentimientos también caben en esa bolsa. Entonces consumo mis horas en música, en mirar el cielo y en pensar boludeces antes de dormir. Duermo como si tuviera enjambre de ramas de roble debajo de ese viejo colchón, pero no importa mucho ahora. Dormir ya no cura. No sé cuál será el remedio (capaz no tengo la vieja enfermedad que padecía)- a parte de que me duele, como si fuera una mezcla de calambre y molestia en forma de caparazón de hierro de microtortuga, arriba del talón derecho, que en realidad es un quilombo de tendones pulsantes arriba del empeine. ¿Qué mierda le pasa a Aquiles'? que se mete con mi talón. "Tendinitis Aquílea"- qué mierda le pasa a Aquiles... Es como que  él se transpola  en esta realidad, en ese dolor como si algo se uniera con alguna otra dimensión - que capaz no tengo ganas de ver. En fin, solo estoy algo atrofiada. Me pasa que a veces no puedo mover las piernas. Luego hago mover el motor de a poco y mi cuerpo se va acordando de que es un cuerpo- o sea que se acuerda de que puede moverse. Es muy difícil darse cuenta de como a veces nos aislamos en ciertas rutinas. Ya me estoy cansando. Mis palabras parecen ácido hacia todo. Todo hace desintegrarse, no al menos acá, si aquí, más aquí, más profundamente aquí, donde hay un sentido que ni siquiera puede decirse con palabras. 



Acidez... Pero dentro de poco me subo a un colectivo y voy a purgar varias cosas que tengo en el interior. || Pero es difícil explicar bien, y no sé en realidad para qué explicar el sistema interior que me limita. - A todo esto, me sigue sorprendiendo cómo es que debajo de mí  merodean mis felinos. Capaz entienden mejor que yo las cosas. Increíble es cómo captan mi atención, simplemente estando en posición guardiana, rozando mis piernas.- Insistiendo en sentires que a mal puerto puedan llevar, no olvido nada, tampoco me arrepiento de nada, pero ahora debo darme una tregua. Me tiene que atravesar un cielo vasto, me tiene que flechar un aire completamente diferente, me tienen que pisar cordilleras de montañas que incrusten la sensación exacta de una tierra curadora, mejor que esta. Sigo teniendo ampollas en los mismos lugares, sigo padeciendo el mal de Aquiles. Tan inútil al final... y bueno, así lo quiso el Destino y sus amiguitas caprichosas. Pero a mí me joden la vida. Joden un poco bastante... supongo/creo/espero que... ya se van a dejar de joder. Siempre antes de un viaje... ¿por qué será eh? A mi oráculo felino le pregunto, pero me contesta cosas como "Quiero comida", ¿ y la coherencia?. Capaz me quiere enseñar que a veces no es necesario vivir con el dominio epistémico de la coherencia. Y me caliento y le quiero gritar "¡¿Entonces que tipo de episteme puta es esta, Tibi?!" .... Me mira con su cara nomas, me abandona un poco con su silencio. Y me da de mi propia medicina. Gracias, así aprendo.
Ciertamente escribir, creo, sólo nos sirve a los que mucho hablamos. Aquellos que no hablan deben tener su propia dialéctica, pero difícilmente sistema de palabras propias. Ya entiendo mejor ciertos silencios. Entonces deberíamos aprender a "leer" otras formas de "palabras", o simplemente "formas". "Pero qué diferencia hay si de la conciencia no nos podemos librar."
Suenan así, como si fueran palos en el estómago, las canciones de la radio. El Tibi se fue a ser feliz. Debe soñar hermosamente, de tantas horas que duerme. Su profesión, a demás de devorar amor, debe ser recibirlo y no sé cómo , pero existe, darlo. Su nombre así lo indica. Su nombre así significa. Su nombre así nació y así se mantendrá. Irreversiblemente. ¿Cuántas vidas tendrás debajo de tus ojos, estimado hijo mío? ¿Cuántos secretos debo tener guardados de vos amante eterno de mis manos? "Y si es que el tiempo existe, yo quiero compartirlo, si todo es una foto quiero estar, al lado tuyo. Al lado tuyo quiero estar."
Como siempre, el único guardián más oportuno de esta desastrosa soledad, será la dominada y confiable de su soledad felina. Que me regala su presencia, que la transmuta en compañía.


Ese ser que puede transmutar ciertas cosas. Algunas no, pero si otras tantas.

martes, 12 de enero de 2016

Intentando empezar.

Tan incierta es su vida. Ni la oportunidad de cruzar, ya sea aisladamente o por azar, una simple palabra. Tan llanas las palabras. Tan poco, pero bien intenso el desconcierto. 
Aquello, lo que gana día a día es la eterna resignación ante un desear tan descabellado, que ni siquiera nombre tiene. Podríamos imaginar miles de noches, podríamos imaginar miles de situaciones: Cuando se recuesta en su cama para poder escapar inconscientemente de esta realidad. Cuando se siente mal y sus ojos no hacen más que suspenderse rendidos en un punto fijo, cristalizando el brillo perdido que queda enfrascado en la congoja. Cuando sonríe (esa sonrisa que nunca me regaló, que nunca podré ver frente a mí), porque se pinta como perfecta en toda su luz. Cuando se concentra en algo, tramitando toda su energía hacia un centro único, hacia una verdad, conectando sus gestos, sus músculos, su piel que brilla y se mueve haciendo pasar la fuerza enrojecida de su fuego interior. Pero... ¿Qué hacer ante la ignorancia atroz y negra de las Parcas? Mejor no deberle nada a nadie. Pero no sé qué tan interesante me resulta vivir vacía. 
Imaginar, por otro lado, la senda de un vientre somnoliento, entre sábanas, cuentos, almuerzos, pero no sé qué tantas noches.
¿Y el resto de las horas del día? ¿Dónde es que respira su alma? ¿Cómo es que vive cada minuto ignorando tantas cosas que podrían pasarle? ¿Estará igual de vacía, como quien escribe?
Realmente: Tan incierta es su vida para mí. Ni Sherlock Holmes podría ayudarme, las Parcas están empecinadas, y no quiero contradecir su capricho, sólo guardarme al silencio más integral e inservible al parecer. 
Ya pregunté a muchos, a todos los que pude. Ya miré, observé, sonreí. Ya ofrendé mi energía al mejor dios. Ya estoy ocupándome de mí. El vacío sigue, el vacío persiste. Algo falta. Algo falla. Algo no está pasando. 
La ignorancia maldita.

También fui, estuve, intenté ser un imán. Como cosas de la vida se abrió una puerta, allí estaba, de allí salió -yo lo sabía-, solo me llevé un codo por delante. Y después de eso... volví a la mesa, repensé las cosas: El riesgo, la pregunta, los nervios atragantados, la posible respuesta, la mirada, el cielo, su voz, mi vergüenza. Regresó. Nervios.  Pregunté: obtuve la respuesta. El nombre que escuché, fue el que ya sabía. Fue algo maravilloso escuchar su nombre de su voz. Pero fue tan corta la respuesta,  es un letargo la nada misma, y así es... mientras que mi mente cree suponer recordar la entonación exacta de sus cuerdas vocales.
Al ir al otro día, toda la nada cambió de golpe. Ante mi presencia, desapareció. "Creo que tenés que tomar eso como una reacción negativa" me dijo una voz interna. Está bien, la coherencia a veces me abandona y no sé dónde morirme en piel viva. Traté de no llenarme la cabeza con flores preocupadas, pero tuve el problema real de que el perfume de esas flores comenzaron a invadirme y a pudrir el momento. El aire era incomodo. Ni siquiera volvió a pedirnos la cuenta... ¿Le habrá pasado algo?
Ya no sé si seguir recordando ese día. Ya ni sé hace cuánto pasó. No volví a ir, y con tanto alcohol en la sangre me perjuré no ir más. Al menos por mí. Por mí, no.

Los días siguen pasando. Porqué no se mueren. Cada cara que me cruzo en la calle hace que el mundo se haga inmenso. No siento raíces anteriores que me sujeten como anclas a un mismo y enfermo pensamiento. Pero, un poco me preocupa persistir con la terquedad de dar con sus ojos... en realidad con su sonrisa brillante desconocida. Es una duda tan azul y sangrientamente profunda como la noche sin luna que hay desde que algo dentro mío crujió. Y no hay luna, no la hay. No la busco. Ya no más... porque por segunda vez me resigné, sí queridas Parcas, me resigné a buscar cual es el hilo conductor hacia el anhelo agónico, que mi vacío músculo que pulsa dentro.
Ese anhelo agónico ya sabe unas cuántas cosas. ¿Qué será necesario hacer para que el Inexorable Destino quiera tronar y realizar una de sus magias? ¿Qué clase de magia se necesita para atraer la estrella adorada tan intocable?

Nuevamente, la admiración, idealización, descontextualización, tiempos eternos de ocio, malas señales, el Destino en sí... no ayudan. Nuevamente ofrezco al viento mensajero mi rendición. Si todo queda en el desierto del Nunca Será, está bien. Pero yo no sé que pulsa tanto dentro mío, una sed que es un fuego eterno, una duda que es agua que ahoga, un respiro que es una inhalación que ahoga, y nunca sacia, nunca termina la esperanza que supuestamente dice consolar la lagrima viajera que llora la galaxia... transportando su tristeza cristalina en el rayo de su luz, el agua que lleva dentro con miles de "¿porqué?", sin saber donde caer, vaga de aquí para abajo, hasta estrellarse en la realización misma de la imposibilidad de ver de frente tu sonrisa.

Este Quién, este Alguien, no es ni Aquella ni una Otra, es un misterio incalculable. Terriblemente una entidad oscura, desconocida. No sé hacia donde van ni dónde terminan sus límites. Lo ignoro todo. Y como seguiré siendo una ignorante por obra y gracia del bondadoso Destino, cuyas Parcas encarceladas, hicieron-me creer que un destello de momento -ingenuamente superfluo- podía significar algo. Pero no. De ninguna sonrisa llana hay que fiarse, tanto como de las casualidades que se hacen las maduras intentando hacerse ver como Señales Verdaderas. Pero no. Mejor no hablar de ciertas cosas.
Y aquí ofrezco como tributo de respeto y compasión, mi resignación, mi entrega, mi descreimiento. No sé si desesperanza, pero al menos me rindo ante la fuerza, aquella, desconocida mayor.

AHORA


nos referimos a Cofasso, a este lugar,que a su manera, es donde la inspiración hace fluir caudales de fuego del arte escrito.