jueves, 25 de febrero de 2016

๑ Volver

Entonces fue así: desde que la vi, percibí la espontaneidad que quizás me había costado ver por nebulosas de ceguera. Ceguera crónica, pero no imposible. Ceguera, un poco imperdonable, pero aquí estoy. La única y mágica ley es que, lo único seguro es que nada es seguro. y yo por supuesto, siempre alentando a la madre Improvisación para que me invite a tomar un café de luna llena. Me vuelvo a preguntar... ¿Por qué nunca se habrá ido de mí? La mentira, la mentira fuerte que uno se clava en el salón del pecho, clausura cualquier sutura de imagen gastada por el tiempo.
Ya no lo sé, fue simplemente volver, con una idea sin ser completamente esbozada ahí detrás de la frente donde cocino todos los mambos y ahora los clasifico, dominándolos (al fin). Pero pese a todo y que aquello es pasado, puedo detenerme nuevamente en los felinos ojos que quizás dejan verse entre el viento y la tarde que nos permitía un poco mas volver a estar cerca. Comprendo nuevamente por qué el misterio- de ser enigma- pasó a ser un lindo atardecer... solamente el aroma impregnado de aquella sensación que nunca se fue, quedó sobre una taza, o bien, dentro de ella guardada para esperar su tiempo estrictamente justo. Pese a todo lo que pueda explicarse con teoremas poéticos y esbeltas teorías de Los adormecedores de ignorancia... me quedo atónita, entre la sangre que no sabe hacia dónde disparar en la mar interna de la desesperación simpática de no haber aprendido nunca a esperar... Ansiosamente la respiración cae en un ritmo nivelado entre miradas y un gato que sale de la nada para ser parte de vos, quizás, quizás... quizás sí, quizás no. Cuántas veces habrás invocado cosas sin saber que lo hacías. Y desde la nada vacía de la vida aparece quién, maullando silencio, intervino con un irse inconcluso. Te miré, entre decir muchas cosas que no sabía que las pensaba, como cuando brota todo de la nada y uno solo deja salir en miles de palabras de aire inflado... la verborragia ataca mis momentos de mayor nerviosismo.

 Aunque en realidad felizmente tenía tu presencia envolviéndome, ¿cómo pudo ser? Lo que puede a veces el tiempo, lo que puede a veces la vuelta perfecta y fortuita de Destino. Lo que puede... Hay toda una sensación corriendo entre miles de luces y vasos sanguíneos. La piel se vuelve una loza hecha de lona -del color que queme el sol- suave que deja ver en modo de impresiones flotantes, miles de pensamientos activados, miles de deseos desenterrados, miles de proyecciones mentales, demenciales, que secuencian una y otra vez el mismo sueño desdoblado en realidad. Un colmo, verdaderamente un colmo, es irme sin dejar de retener la sensación de la presencia. Al fin y al cabo todos somos esencia, al fin y al cabo todo es sensación, y qué sino ver o experimentar que lo único empírico que existe entre la corta distancia que hay cuando estás frente a mí, es que simplemente los imanes tensan el aire de tal modo que ya sobra todo lo demás. Hasta que finalmente la disposición temporal de todos los elementos se dieron tal y en relación con, ese humilde roce que causó un sin fin de lluvias y tormentas que alivian la razón, cuando el corazón tiene razón. Y que co(n)razón, sé que el sentir también puede nivelarse hacia arriba como un pensar, anteriormente devastado por las subestimaciones pobres y soberbias. Pero basta de hablar por hablar, de hablar por escuchar, de hablar por ver. Ya sabemos lo que tenemos que hacer. Entonces, vuelvo y digo, si me tuviera que dormir con una impresión instalada en la comisura de los párpados, debiera yo elegir a excelente y co(n)razonado criterio, el verte hablar desde la voz esa, maldita pero persuasiva voz, que narra un entramado de ocultas pasiones, y a demás de ello, ver como se permitía la pupila cambiante detenerse en un instante en el que sólo vos recreas el gesto exacto. El pliegue exacto, la mirada que va perdida como siguiendo las ramas de un árbol infinito, ¿y qué importa que el tiempo me robe tanto para verte tan detenidamente el destello del detalle?
Qué importa realmente, lo es todo la respuesta, importas: Mucho y legítimamente, Vos.

AHORA


nos referimos a Cofasso, a este lugar,que a su manera, es donde la inspiración hace fluir caudales de fuego del arte escrito.