Entonces fue así: desde que la vi, percibí la espontaneidad que quizás me había costado ver por nebulosas de ceguera. Ceguera crónica, pero no imposible. Ceguera, un poco imperdonable, pero aquí estoy. La única y mágica ley es que, lo único seguro es que nada es seguro. y yo por supuesto, siempre alentando a la madre Improvisación para que me invite a tomar un café de luna llena. Me vuelvo a preguntar... ¿Por qué nunca se habrá ido de mí? La mentira, la mentira fuerte que uno se clava en el salón del pecho, clausura cualquier sutura de imagen gastada por el tiempo.
Ya no lo sé, fue simplemente volver, con una idea sin ser completamente esbozada ahí detrás de la frente donde cocino todos los mambos y ahora los clasifico, dominándolos (al fin). Pero pese a todo y que aquello es pasado, puedo detenerme nuevamente en los felinos ojos que quizás dejan verse entre el viento y la tarde que nos permitía un poco mas volver a estar cerca. Comprendo nuevamente por qué el misterio- de ser enigma- pasó a ser un lindo atardecer... solamente el aroma impregnado de aquella sensación que nunca se fue, quedó sobre una taza, o bien, dentro de ella guardada para esperar su tiempo estrictamente justo. Pese a todo lo que pueda explicarse con teoremas poéticos y esbeltas teorías de Los adormecedores de ignorancia... me quedo atónita, entre la sangre que no sabe hacia dónde disparar en la mar interna de la desesperación simpática de no haber aprendido nunca a esperar... Ansiosamente la respiración cae en un ritmo nivelado entre miradas y un gato que sale de la nada para ser parte de vos, quizás, quizás... quizás sí, quizás no. Cuántas veces habrás invocado cosas sin saber que lo hacías. Y desde la nada vacía de la vida aparece quién, maullando silencio, intervino con un irse inconcluso. Te miré, entre decir muchas cosas que no sabía que las pensaba, como cuando brota todo de la nada y uno solo deja salir en miles de palabras de aire inflado... la verborragia ataca mis momentos de mayor nerviosismo.

Qué importa realmente, lo es todo la respuesta, importas: Mucho y legítimamente, Vos.