martes, 10 de septiembre de 2013

Un poeta habla por mí.



Espero

Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
Sé que ya no estás.
Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
Pues sé que no vendrás.
Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
Quizás por el resto de nuestras vidas.
Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
Y la Luna oculta ese sol tan radiante.
Me siento sólo, lo sé,
nunca supe de nada tanto en mi vida,
solo sé que me encuentro muy sólo,
y que no estoy allí.
Mis disculpas por sentir así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.

Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.

Mi aire se acaba como agua en el desierto.
Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tu,
y no estoy allí.
¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.
Porque todas las noches me torturo pensando en ti.
(¿¿¿¿¿¿)¿Por qué no solo me olvido de ti?(????????)
¿Por qué no vivo solo así?
¿Por qué no solo   . . .



MARIO BENEDETTI

jueves, 29 de agosto de 2013

Iris


A veces la tristeza dura exactamente un día.
A veces el día tiene la cualidad especial y excelsa de durar por eternos parpadeos.
A veces la nostalgia es una gran nube de humo de recuerdos enchastrados de felicidad y de sensaciones que me hacían tan bien. Y me hacen tan mal, tan mal, recordarlas.
Es aberrante no poder hacer nada contra ese miserable nudo hecho de la soga de las lágrimas. Y es demasiado estúpida mi metáfora.
Ya no hay nada que pueda hacer surgir algo bueno, de esta tristeza.
Porque si al escuchar esa ópera y sus letras lamentosas, y sus palabras trágicas...
la voz que lo llora todo. La voz que lo dice todo. Las palabras que dibujan la mirada durmiente sobre la noche.
La melodía de tu voz, que encierra a tantas otras melodías... que me hacen evocar a tantas vueltas por esa calle, por ese cielo, por esas lluvias tormentosas donde faltaba la luz y soplaba el viento eterno.
Parecía eterno... dudaba en que dure tanto. Pero su apariencia eterna, como siempre, un simple espejismo que ahora personifica lo Efímero.

Ya la sensación es como ir caminando sobre un puente de madera negra, podrido por dentro de miles de recuerdos amargos de sonrisas...
podrido por dentro de miles de despedidas sin ese buen "Adiós" en el arte del despedisre bien.
Caminando, sobre el puente de madera negra, sobre el abismo de un océano de aire negro y gris, condensado en llamaradas de esas nubes de piedras.

Caminando por el puente, y sentir y escuchar a miles de violines tocar, las notas mas agonizantes de lamento... el sonido inunda el aire de lágrimas invisibles. Gordas y grises lágrimas invisibles.

Paso a paso, tabla negra por tabla negra. El equilibrio que mi cuerpo intenta mantener. No puedo ver cuál es el otro lado al que llegaré. Me encandila tanta falsedad de luz. No es un blanco normal, no es un blanco sincero, como el brillo que tienen tus ojos.

Escucho una María Callas, que canta desde el fondo de su lamento, desde el fondo bien subterráneo de su corazón. Entre el abismo, el puente y toda la luz impura que me encandila.... escucho la voz estridente que llora su sentir en esa nota sublime de una ópera trágica.

Ya no camino más... Sobre esa tabla de madera negra y podrida, estoy parada. Petrificada, pero levitando. Mis ojos moribundos, abiertos en un parpadeo, cobran un brillo vidrioso, mojado y lloroso. Mi mirada fija, atraviesa un horizonte sin fin. Perdidos mis ojos, fijados en lo que nunca podrán ver, observan mis pensamientos, estando la mente en blanco.

Es la abstracción de la muerte. Es la inducción de mi alma. Sólo ha quedado mi cuerpo, inmóvil, postrado en un gesto, como una estatua que la vista de Medusa convirtió en la ausencia de toda vida.

Esta alma. Esta pobre, pálida, desganada, cansada, asfixiada, alma. En desuso por olvido, en desuso por querer.


Pero es una simple nostalgia, toda esa sensación. Es todo sensación, pues nunca sucede nada.
Aunque el brillo de tus ojos pueda más que cualquier otro sol, sobre cualquier pieza negra de mi cuatro de tristeza.
Aunque el brillo de tu iris (que tanto me cuesta ver), me haga detenerme a pensar tantas cosas.
Aunque no puedo detenerme. No puedo detener mi sentir.
Tragar todo lo que nunca voy a decir.

Aunque el brillo de tu iris me cueste ver, brillará el mio también...
Aunque nunca lo pueda decir.

sábado, 1 de junio de 2013

Complicaciones. Negaciones.


No me estaba acordando de mí. Haces que me olvide de mí.

No puedo ver mi afuera desde mí interior. Levanto la vista entonces, y solo concibo mirarte, no puedo parar.
Tengo una molestia.... algo que emite un grito. Cada vez pincha más fuerte. Hasta que lo único que grita dentro mío, me doy cuenta, es algo de dolor.

Ese dolor, el que no me respira el sueño, sino que me carcome las uñas, cuando nerviosa, te miro.
Cuando nerviosa, respiro. Respiro rápido, insultando al aire, por no calmarme. Por no calmarme, porque no recibo tu mirada.

Cuando intranquila, pienso. Re-pienso lo dicho. Re-pienso lo replanteado, lo realizado, lo no dormido. Te me apareces.


Todas las horas no dormidas
todas las horas que se durmieron en mi eterno insomnio... conjurado
todas las palabras que corrían
sólo para que sepas que no me arrebataste aún lo que late en mi costado izquierdo.

Y ¡nadie lo hara!

Reniego de la "cordura" de amar....
Reniego de la esperanza somnolienta
Reniego de esos pensamientos adolescentes
Reniego de las mariposas!
¡Me dan acidez de tormentas, en las venas del alma!

Reniego de vos.
Reniego de encontrarte.
Reniego de haberte pensado tan hábil y calmo,
tan esbelto y perfectamente noble,
tan imperfectamente sabio,
Reniego de vos.

De tu inocencia absoluta, que como piedra se ejecuta, clara y firme en el sonido de tu voz.
¿Qué pensás? ¿Que no intento adivinar lo que pensás?
Si te tengo todo el día conmigo. Ya he aprendido a leer tus pensamientos, si al hablar decimos lo mismo.

Pero sigo renegando de esa "locura cuerda" de amar.
Pero es mas que tarde... tengo todos los "pero" al lado mío en mi almohada. Se burlan, ingratos, de mí. Me acaban de confirmar otra batalla ganada, sin haber yo atacado contra su fuego, me ataqué a mí.
¿ cómo es eso?


Es que al pensarte, ya te adueñas de mi mente.
No te pienso desde mí. No hace falta.Ya eres completamente puro y autónomo en mis pensamientos.

"Aquí se dicen muchas cosas con la mirada"
Yo te grito tantas..... ninguna oyes. Ninguna percibes.

En fin, he de irme. Cruzar la calle por donde vine, por donde te acompañé, por la misma donde te acompaño todos los días. La esquina iluminada. Cruzada infinitamente.
El número que te lleva, que te despeja, que ssegún dices, te relaja.
Y me dejas, siempre. Y te vas. Siempre.
Y no quiero voltear a verte, tras esa ventana en movimiento, porque ya sé que no tendré tu mirada.
Y Luego de la caminata. Llego y comienzo a esperar. Minutos interminables, equivalentes a durar un siglo. Minutos, muchos. Y pocas cosas por las cuales ponerme feliz.



AHORA


nos referimos a Cofasso, a este lugar,que a su manera, es donde la inspiración hace fluir caudales de fuego del arte escrito.