¿Y si fuera Orfeo el que de tanto
cantar y buscarla, muere? Entre tanto ruido, tantas voces, tantos dioses
sordos, gentes que se creen dioses, poderosos que no escuchan en el barullo. Y
Eurídice, fue mil veces salvada, confundida, fue mil veces perdida por la
verdadera mirada, mirada ansiosa del egoísta Orfeo… ¿Será realmente Mi
Eurídice? ¿Será realmente Eurídice? En esta historia hay mucho canto, canto de las serpientes. Susurro de las
serpientes… “He regresado de nuevo, el tiempo atrás, del estado anterior, puede
entonces, ser el mundo de la Muerte”. Porque aún los amantes no viven juntos y
eternos en la primigenia brillantez de los tiempos beatos del inicio del amor.
Si Orfeo calla, muere, deja de cantar, deja de intentar rescatarla… porque ya
aprendió que no debe volver (a ver) hacia atrás. Ella siempre estuvo allí (¿en
el pasado?)
Todo lo que ocurrió pesa.
Todo lo que sucedió, siempre hoy, es malo.
La mordedura traicionera de mil
víboras en los pies de su alma. Le dolió.
Siempre la traición disfrazada de
una noble serpiente. ¿Cuál fue esa traición?
Ella siempre estuvo allí.
[Tan bien aplicada la ambigüedad]
Orfeo debe confiar. Pero, ¿Ya
está muerto? Quizás siga vivo, pero aun así "vivo"… siempre se puede morir un poco
más. ¡Eurídice, tu silencio! Es el eterno opositor al canto.
Sos tan pasiva,
mujer, este canto ya no encanta. Pero tu silencio puede ayudar.
El misterio, el
micromundo. Mundo que dibujaste con tu puño, y muchos colores de un poeta.
Mundo ya muerto. ¿Qué vas a hacer para salvar a tu amado, de tu propia muerte?
Murió por salvarte, tú ya muerta, la vida se cansó de darles tantas oportunidades.
Eurídice, la musa del canto eterno, brilla tu silencio en el más oscuro de los
elementos. El canto que cuelga del cuello del amante. Una cadena ardiente.
¿Traerás paz con tu silencio? ¿Se
ha acabado todo? ¿Calmaras el lamento con un beso? De esos que curan y
despiertan de los sueños horriblemente perfectos… sueños que son hijos de la
muerte viva en la carne de los olvidados. Eurídice, ¿cuándo vas a dar las
palabras más profundas? Esas que escondes por odio, enterradas bajo piedras de mudez. El cantor también se
inspira de tu no silencio. Eurídice, por favor, tu palabra es el aliento de un futuro (aunque sea nula, sea pobre), una mínima palabra es la
bebida de mi voz. Eurídice tú también debes sacarme y sacarnos del laberinto
del tiempo. Estoy perdido en el silencio, haz respirar la voz.