lunes, 30 de junio de 2014

Elegirte.


Sera que… esto tiene que ser así. (Con tono de afirmación)

Sera que te cruzaste en mi camino, para que una y otra vez, pase lo que pase, bueno o malo, oscuro o luminoso, fuerte o despacio, ardiente o congelado, será que siempre elija yo, quedarme con vos. Y una y otra vez, siempre, pase lo que pase... elegirte.

Será que te crucé… que nos cruzamos, de la manera más disimulada, la vida haciéndonos parecer, la vida mintiéndonos y mostrándonos que éramos otra cosa.

Será que no debo resignarme aún.

Será que sí tengo que resignarme a quererte así. Así tan rechazadamente por vos. Así tan de tanto. Así tan de sueños y pesadillas perfectas. Así de tan, tan tonta, como soy.

Todos tenemos nuestras maneras… Maneras de Ser… De No Ser… De Querer Ser… De No-Poder Ser, soñar… Siempre soñar.

Y como ahora, después de un año, empiezo a recordar que fue por estos días en los que mi 
corazón, allá olvidado en mi costado izquierdo oscuro, comenzó a sentir, lo que hasta hoy creció sin una barrera, ni límite ni parate.

Y no sé cuántas… pero muchas veces, le dije a mi propio y ajado corazón: “Pará, pará un poco. Vas a explotar”. Pero siguió. Será porque te eligió. Y aunque ni lo notes. Aunque nunca te hayas fijado verdaderamente, ni lo hagas, ni lo harás (en un futuro, quién sabe, pues nadie sabe), te sigue eligiendo. Sera que por eso yo también, despiadadamente y contra mí pero en mí necesariamente, te elijo. Y elijo como todo, como mi todo, como mi propio oxígeno.

No es exageración. Tampoco es pura creencia dogmática mía. No podría ser tampoco una mentira. Es así, es a lo que me resigno. Porque me toca. Porque lo acepto. Porque es lo que tiene que ser, en este ahora, con vos y de esta fortuita y destinada manera. Quizás.

Entonces será que - y ya no me quejo más - deba seguir por tu camino. Todo el tiempo cambiante, aunque en pequeñas o grandes etapas, deba seguir caminando y seguir levantando la cabeza, mirar al costado y seguir viéndote a mi lado. Con tus ojos fijos, con mis ojos fijos en tus ojos. Con mi mirada sincera, mi sonrisa miedosa, tu mirada palpitante y tu sonrisa relajada. Con mi gesto cuidadoso y tu semblante misterioso… Los puntos suspensivos de tus risas, los silencios eternos de las palabras que callas… Esas palabras que tanto espero, porque las conocí y siempre quiero volver a verlas y que me abracen, me saluden, me besen y se vayan a dormir tranquilamente, y yo dormirme tranquilamente porque sé que mañana van a volver a cantarme tu alma desde mi almohada. Y sonreír mientras duermo, y dormir mientras sonrío.

¿Cuándo pasará eso?

Sí… No sé. (De vos estoy hablando. Siempre que pienso, siempre que me sucedés en las venas de mis deseos de quererte tal como lo hago, sin que nadie me lo impida. Pero no. Muchas cosas me impiden quererte tal cual lo hago.) (Pero en fin)


¡Sí!… Así es. De Vos, y nada más que  de vos, y como siempre, y como me gusta, y como mejor lo hago, y como es que mejor saco lo mejor de mí (de vos), aunque a vos no te parezca “Bien” ni lo “Correcto” (¡Yo qué sé!), de Vos... Es que yo saco: lo mejor de Mí. 

AHORA


nos referimos a Cofasso, a este lugar,que a su manera, es donde la inspiración hace fluir caudales de fuego del arte escrito.