viernes, 14 de octubre de 2016

O

Y en eso que veo blanco todo el suelo, fosforeciendo en un gris rotundo. No puede ser que seas vos de nuevo. Era...
La Luna iluminaba todo el patio, tremenda y solar, ahora invade mi ventana marchita. Los hongos están de fiesta, la humedad levanta la pintura, todo parece un perfecto proceso natural. Y sí. Los felinos hacen trizas la comida, parece que nunca comen. Son los perfectos periodistas para estas crónicas reveladas de lo íntimo. La Luna invasiva, como siempre invasiva, dueña de todo. Colonizante de luz, hechiza, marca pasos, remarca sombras. Teje, interrumpe, persiste, habla de neoplatónicos, neoliberales, neonóbeles, neones. El celular descarga asquerosidades, es drogadicto, yo callo. Corroboro que callar es el secreto. No hablo. No se me escucha.
Luna colonizadora. 
Atrás de la realidad, en el fondo de la habitación, atrás del Parecer, del Ser, del heraclítico Fuego interno, invisible, aliento ninguneado... ahí atrás, mejor dicho, acá atrás, se empuña en las hojas ramificaciones de mina lapizcosa.
Trazo a trazo, culebra de cursiva, víboras son las palabras, van castigando, te. Van fustigando, te.
Van determinando, te.
Y así fue que: "... escribiendo..."
¿Cayó por inocencia o habrá caído por la fuerza de la parálisis temporal? Basta basta, no se puede teorizar todo en la vida. Tonta ilusión. Tonta enfermedad: Insomnio de hotel siete estrellas.
Sondea la Luna, mi ventana, aparece su voz escrita...
Habla...
Espía la Luna,(No está llena) pero parece que sabe. Sabe. Lo confieso, siempre pienso que algo ha de suceder bajo la totalidad de sus rayos, pero aún no están todos fulminantes.... faltan. Los días los completarán. Mientras tanto, roba mi respiro.


AHORA


nos referimos a Cofasso, a este lugar,que a su manera, es donde la inspiración hace fluir caudales de fuego del arte escrito.