viernes, 28 de agosto de 2015

Luna sangrienta

Solo me tira en la sangre, el dolor de los años.
Solo me corre en la profunda vena, el mismo río de palabras. Las mismas palabras de tu nada.
Y para que el enigma sea mas invisible ante los ojos más absolutos. Para que el canto llore tortuosamente más. Como el arrancar algo con todas las fuerzas, las manos, las garras, los dedos que queman. Como los sueños que incendian la calma de la mente. No parece que salgamos, intento, intento, me tiento, intento escalar. Escalera destruida, desarmada, desgarrada. Desgarrándome, desgarrándome, da de mi, dame el anhelo.
No quiero caer en el suelo. Ya no importa donde caiga,
De los ojos que se te quite el velo
No importa lo que traigas
A tu mente, que llegue esta muerte
Para que el pensar se acabe
Que el reposar me trague
Que el silencio me enfrente
Se expanda
Se exienda
Me encomienda
La fugaz
Mortal
La paz
Desahuciada.

No quiero caer en el suelo. Porque no importa donde caiga.
Que te quites el velo
La sombra tan pesada.


El olvido tan ingrato. Tan fuerte mientras lo destruyo, tan lentamente que me destruyo.  Y nunca se va de mí. No me quiere dejar sola. No me quiere dejar en paz. No me quiere dejar llorar. Solo para que se corroa de a poco la sangre por dentro y derroche gotas, y gaste en su movimiento, el alma rota.
¿Quebrada?
¿Corrompida?
¿Que más?
¡QUEMAS!
¿qué menos? Sí, por favor... quereme un poco menos. Así de a poco, quereme menos, un poco más. Circularmente menos. Menos hasta la desgracia agraciada de no existir. De no haber existido nunca.
Menos, menos. Sumale muchos menos. Quereme menos. Sí, por favor.

Da igual.
Que menos ni que mas.
La costumbre es el azar.
El azar me labra de a poco el destino.
El infierno en mi cabeza, es la costumbre que azar destinó, qué más? Quemas. Qué menos.
Tiempo.


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nos referimos a Cofasso, a este lugar,que a su manera, es donde la inspiración hace fluir caudales de fuego del arte escrito.